La Vuelta a España ha recogido sus bártulos tras coronar a Primoz Roglic en Santiago. La ronda, aunque toque barbecho al menos el próximo año, retornará a tierras galaicas más antes que después. Unipublic y la Xunta mantienen una fluida relación comercial, canalizada a través del Xacobeo. Pesan también las emociones. Vuelta y Galicia se impresionan mutuamente. La afición abarrota las cunetas. Los paisajes encandilan y las carreteras serpentean. Queda para el recuerdo la penúltima etapa, entre Sanxenxo y Mos. Diseñada por Óscar Pereiro, su perfil rompepiernas ha recuperado esencias clásicas. A Pereiro le han llovido los elogios. Será también siempre la etapa en la que Miguel Ángel López, disgustado con sus jefes del Movistar, se bajó de la bicicleta. Superman ocultaba la kryptonita dentro de su propia cabeza.

Nada tuvo que ver la dureza del recorrido con la decisión del colombiano. Pereiro había preparado una etapa de emboscada, para aventureros como él mismo fue y para la batalla final entre los líderes. Aunque el poderío de Roglic no consintiese rebeliones, abundó el espectáculo. “Siento muchísimo orgullo”, reconoce Pereiro ante tantos parabienes. “Era un invento que tenía el beneplácito de Javier Guillén (director general de Unipublic), que fue el que me dio la oportunidad de realizar este experimento. Quería enseñar que a veces no necesitamos colosos como el Angliru o el Tourmalet para hacer daño. Colocando bien cada pieza en su sitio puedes confeccionar una etapa muy dura”. Augura de cara al futuro: “Necesitas que la gente conozca el producto. Y el producto se vendió solo gracias a los ciclistas. Se pueden montar etapas parecidas en Galicia”.

Álvaro Pino, campeón de la Vuelta en 1986 y director de Pereiro en el Phonak, comparte la pasión por este tipo de orografías. “Lo he hablado muchas veces con organizadores. Las clásicas de primavera en Bélgica y Holanda son así. Se juntó todo, 200 kilómetros, terreno duro y exigente, final de Vuelta a España y casi final de temporada”. A Pino le parece una alternativa a considerar para agitar las clasificaciones generales: “Ahora se marcan menos diferencias en los grandes puertos. La gente tiene tanto respeto que toman muchas precauciones”.

La atención, sin embargo, se desvió de la batalla cabecera. Superman López, que se había quedado cortado junto a Bernal, perdiendo así virtualmente la tercera plaza, echaba pie a tierra en una escena confusa. Ni sus directores del Movistar, Eusebio Unzue, Txente García Acosta y Patxi Vila, ni su capitán de ruta, Imanol Erviti, que llegaba por detrás, lograron convencerlo de que prosiguiese. Interpretó que le mandaban detener su caza para proteger el segundo puesto de Enric Mas. “Yo puedo entender el calentón del deportista, de una persona que se siente frustrada en el momento. Hasta ahí lo justifico”, reflexiona Pereiro. “Cuando Unzué, Vila y Erviti no te hacen entrar en razón, ya se equivoca”.

Advierte el mosense que a nadie puede culpar López por la desatención que lo descuelga: “Enric no hace nada malo. Superman tenía que estar donde estuvieran Haig y Yates (a la postre, tercero y cuarto en el Obradoiro). Atacan y no estás ahí. El error es tuyo. A partir de ahí no sé qué se puede montar en su cabeza. Exculpo al equipo”.

“Nunca me pasó que un ciclista se fuera en carrera”, rememora Álvaro Pino. “Terminada una etapa del Giro sí que un corredor colombiano quería marcharse por no acatar las órdenes que yo le había dado. Esas cosas suelen pasar. Esto fue notorio y público porque lo hizo en plena carrera, en vísperas del final de la Vuelta”. Para el ponteareano, la espantada de Superman tiene mayor trasfondo que una frustración puntual. “Me cuesta creer que se haya bajado de la bici solo por el hecho de perder ese tercer puesto momentáneo. Él dejó entrever que había sido la gota que colmó el vaso. Habrá otras circunstancias, algún problema interno. Se rumoreaba que días atrás había tenido algún enfrentamiento con Mas. Exactamente no lo sé. Eusebio solo dijo que el momento deportivo lo había desbordado. Cuando sepamos las dos versiones veremos”.

Superman había conquistado dos días antes el Gamoniteiru, alegrando a sus patronos. Pereiro había charlado ese día con Unzué y con José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica. “Estaban felices, sabiendo que era un año en el que a Superman no le estaban saliendo las cosas como él quería. Es un corredor competitivo. Aportaba mucho al equipo y acababa de renovar dos años”.

Unzué ha dejado la continuidad del ciclista en el aire: “La decisión se tomará más adelante”. En Colombia los aficionados se indignan con los responsables del Movistar. La mujer de Superman critica al equipo en redes sociales y acusa a Mas de apuñalar a su marido. “Los aficiones son pasionales y solo ven lo que afecta al corredor que siguen. Cuando estás dentro de una estructura a veces tienes que trabajar para tu propio beneficio y a veces para tus compañeros. Colombia, en este caso, le hace un flaco favor a Superman”, lamenta Pereiro. “Él ha pedido perdón pero su familia le sigue dando vueltas”. Se teme una decisión drástica: “Las declaraciones de Eusebio en el Obradoiro me dejan más preocupado. Pensé que era un acto indisciplinario que no iba a ir más allá. Veremos si en las cláusulas del contrato hay alguna que pueda acarrear su expulsión. La realidad es que hemos visto una historia difícil de entender en el ciclismo y que puede marcar un antes y un después si permites que suceda”.

“El equipo y él tendrán que arreglarse”, conviene Pino. “Igual llegan a algún acuerdo para que se busque la vida por otro lado. Ojalá termine bien para ambos, Es un grandísimo escalador y al equipo le hace falta. Los compañeros que saben de esas situaciones a 180 pulsaciones deben tener un poco de mano izquierda. Si se arrepiente, a lo mejor pueden continuar juntos”.