Nos llega de la mano del director Sebastián Lelio, el espléndido cineasta chileno que se dio a conocer en el plano internacional con Una mujer fantástica, que obtuvo el Oscar a la mejor cinta en lengua extranjera, y que se reafirmó con Disobedience, y es un remake de una película del propio realizador, Gloria, realizada en 2013 que tuvo una reducida explotación solo en el mercado latinoamericano. Se trata de una sofisticada comedia romántica que nos muestra que el amor no tiene edad, que las relaciones nunca son fáciles y que nada te puede desanimar mientras sigas bailando.

Gloria (Julianne Moore) es una divorciada de espíritu libre que pasa los días en un aburrido trabajo de oficina y las noches en la pista de baile, dejándose llevar alegremente por las discotecas de Los Ángeles. Después de conocer a Arnold (John Turturro), una de esas noches, se ve inmersa en un inesperado nuevo romance, plagado de emociones por el nuevo amor y las complicaciones familiares, de identidad y del mundo de las citas.

En palabras de Sebastian Lelio, Gloria Bell es como la versión de una canción ya creada, interpretada otra vez en un momento distinto, en un nuevo contexto y por una nueva banda. «Intentamos honrar los descubrimientos -declaró el director-y el ADN de la película original, aunque al mismo tiempo buscamos un nuevo tono, una nueva vibración y una nueva chispa. Lo hicimos por amor al cine, por la emoción al riesgo y el reto artístico. Ha sido un acto de libertad». Gloria Bell, continúa, es «un retrato intenso e incisivo» de una mujer. «La vemos en cada plano de la película. Cada una de las escenas trata sobre cómo existe en este mundo, momento a momento. Gloria es como un personaje secundario en la vida de los que están a su alrededor. El juego en la película es convertir a ese personaje secundario en el protagonista absoluto».

«Se incita al espectador-añadió Lelio- a que observe a esta mujer desde todos los ángulos, pasando por todo el espectro emocional. Esta insistencia invita (o fuerza) al espectador a ponerse en la piel de Gloria y a sentir sus vivencias desde dentro. Como el espectador no para de mirarla, se da la oportunidad de que conecte profundamente con sus sentimientos. Para mí, Gloria Bell es una película sobre sentimiento. Los de ella y los nuestros propios».