Es la tradición más antigua de la provincia, hunde sus raíces en un rito pagano y acabó convirtiéndose en ofrenda cristiana llena de simbolismo. La principal característica es que las mujeres llevan sobre sus cabezas unos panes que pesan entre 4 y 6 kilos de peso que depositan en ofrenda en la iglesia. Los panes llevan adornado en el centro un ramo de flores. Quienes los portan siempre son chicas jóvenes del pueblo ataviadas con ropa tradicional que se guarda con sumo cuidado, ya que en muchos casos es una valiosa herencia familiar. La tradición manda que se debe plegar el pañuelo de los hombros según el modo tradicional.
Este rito agrario que La Torre de les Maçanes repite cada 9 de mayo desde tiempo inmemorial va camino de convertirse en Bien de Interés Cultural Inmaterial. La Conselleria de Cultura abría ayer el proceso para poner en valor esta fiesta cargada de símbolos, que nació como tradición de ofrendas pagana y que acabó cristianizándose para ofrendar a San Gregorio y pedirle protección en las cosechas. A partir de su declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial, el ritual del Pa Beneit contará con normas de protección que velarán por el normal desarrollo y la pervivencia de esta manifestación cultural y tutelará la conservación de sus valores tradicionales. A la vez, se fomentará la difusión de este bien, garantizando su estudio y documentación.
Se trata de una de las pocas manifestaciones de los rituales medievales de ofrendas de panes místicos que se celebran en España. Comparte privilegio con Mazaleón en Teruel, San Pedro Manrique en Soria, Escatrón en Zaragoza y Santo Domingo de la Calzada en Logroño.
Por un lado, se trata de una tradición religiosa que agradece a San Gregorio su protección contra las amenazas del campo y las cosechas. De ahí el pan que hace referencia a las plagas de langostas y otros animales dañinos para la siembra. Y por otro, es un ritual donde la protagonista es la mujer en el momento de su iniciación o su consideración como tal.
El rito cuenta con varias figuras imprescindibles. La de los «llumeners» cuya misión es mandar hacer al menos uno de los panes y, a su vez, elegir a las «clavariesses», las muchachas que portan los panes, de entre las chicas solteras de La Torre de les Maçanes.
En víspera de la festividad los «llumeners» acuden a las montañas del pueblo a recoge salvia para extender por el suelo de la iglesia. Esta hierba aromática extendida como una alfombra, perfumará el templo. Todo este conjunto de acciones y símbolos es lo que se va a proteger para la posteridad.
