Onil puso el punto y final ayer a sus fiestas de moros y cristianos con una jornada en que el estruendo de los arcabuces fue el ingrediente principal. Tras las misas matutinas, los festeros dispararon sus arcabuces y protagonizaron la «Ballà de les Banderes», antes de que por la tarde las tropas cristianas recuperaran la fortaleza después de una nueva batalla y la Embajada. La procesión de despedida de la patrona, la Virgen de la Salud, sirvió para cerrar unos festejos que han transcurrido de forma brillante y con desfiles espectaculares.