Salvar una planta única
Seguro que Cavanilles, el célebre botánico valenciano, se topó con más de una planta de "Cabeza de Gato" -Helianthemun caput-fellis-, en los viajes que realizó bien avanzada la segunda mitad del siglo XVIII catalogando centenares de especies vegetales. Eran tiempos de campo, la palabra urbanización no figuraba en los diccionarios y la provincia de Alicante era un vergel donde proliferaban plantas y flores, muchas de las cuales ya han desaparecido por la presión urbanística. Tres siglos después, una profesora de Geografía Física de la Universidad de Alicante, Ascensión Padilla, trata de salvar, junto a su grupo de investigación, la planta endémica de la costa de Alicante, cuya población prácticamente se ha reducido a la mitad tras el "boom" del ladrillo que llenó de urbanizaciones gran parte de la franja litoral.
La planta crece en una estrecha franja contigua al mar. Debe su nombre común a que sus capullos parecen una cabeza de felino con orejas incluidas, según apunta Ascensión Padilla. Su zona de expansión son áreas aisladas porque tiene preferencia por el tipo de suelo que se da en zonas de acantilados y, sobre todo, porque la presión urbanizadora acosa su hábitat.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga esta especie como vulnerable. "Nuestro objetivo es que sea especie en peligro". El trabajo de campo para cartografiar la distribución de estos pequeños arbustos está siendo minucioso, ya que se combinan los métodos tradicionales con tecnologías modernas como la utilización del GPS.
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