«En los bazares hay que trabajar duro, muchas horas y con pocos beneficios». Así responde Bo, del bazar Catay de la Condomina, cuando le preguntamos por su trabajo. Sin embargo, este joven chino que llegó a España con diez años, no considera que el espíritu de trabajo sea algo exclusivo de los asiáticos. «Yo conozco a españoles que trabajan mucho más, y otros que no, hay de todo, igual que entre los chinos». A su juicio, «cuando quieres que un negocio funcione tienes que estar muy pendiente y dedicarle muchas horas. Yo por ejemplo puedo trabajar 9 horas con la tienda abierta pero luego si hace falta le dedico más, aunque igual que en cualquier negocio». Al preguntarle por la fama de esforzados de los chinos y por las palabras del presidente de Mercadona, Juan Roig, sobre la cultura del esfuerzo de los chinos, se ríe. «Hay mucho de tópico. Yo es que no creo que haya tanta diferencia con España. Tampoco en China, por lo que yo sé, se trabaja tanto como se cree aquí, al menos ahora».

El bazar de Bo cierra al mediodía, como otros muchos en la ciudad. Así, por ejemplo, un bazar chino en San Blas empezó abriendo todo el día y todos los días de la semana y en la actualidad ya cierra al mediodía y los domingos. «Es normal. Al principio intentamos que funcione y tenemos abierto el tiempo que haga falta, pero también necesitamos descansar».

Se trata en gran medida de negocios familiares en los que trabajan varios miembros de la familia y que están proliferando en los últimos tiempos debido en gran medida a la crisis «porque vendemos muchas cosas y barato». Con todo, en los últimos años, muchos chinos han regresado a su país. «Claro que nos afecta la crisis, como a todos», indicaba Bo a este respecto. «Aunque aquí se vive bien y estamos a gusto, hay gente que decide volver si aquí no ve posibilidades».

Gran parte de los chinos que viven en Alicante se dedican también a la restauración. XiaoMin Sham, propietaria del restaurante Zhou en la Goteta, ha señalado que «ahora trabajamos menos, 7 u 8 horas a diario y 9 o 10 los fines de semana, como en cualquier restaurante español, aunque cuando yo vine aquí en 1989, no tenía tiempo libre nunca». Los trabajadores del Zhou hacen turnos y su sistema de trabajo es el mismo que en cualquier restaurante español. XiaoMin Sham está contenta en España aunque también nota la crisis. «Mi marido ha vuelto a China y va y viene. La crisis se nota y mucha gente de mi país se ha vuelto porque dependemos de la economía española y si no hay para vivir, hay que irse».

«Aquí trabajamos jornadas de 8 horas más o menos, como los españoles, y en China en la actualidad también se tienen vacaciones y se tiene tiempo libre, no es como hace años», asegura uno de los socios del restaurante Colonial de Vistahermosa, que nos pide que le llamemos Carlos «porque el nombre chino es muy complicado para los españoles». En el restaurante trabajan 30 personas, «por turnos, con los horarios igual que en España», dice. Carlos considera que los chinos trabajan igual que los españoles. «Yo conozco a españoles que trabajan más que los chinos. Hay de todo, aunque tenemos esa fama de pasarnos la vida trabajando igual que los españoles la tienen de estar siempre de juerga y no es verdad».

En cualquier caso, tanto Carlos como el resto de personas chinas con las que hablamos, considera que el trabajo y el esfuerzo son fundamentales para sacar un negocio adelante y que, en ocasiones, hay que trabajar más tiempo del normal para establecerse, «pero igual que lo piensan muchos españoles». Además, al tiempo que se van adaptando a la sociedad española, se adaptan a las costumbres del país y alguno hay que confiesa que, cuando puede, incluso se echa una siestecita.

Admiración hacia el espíritu de trabajo y sacrificio

El miércoles pasado el presidente de Mercadona, Juan Roig, uno de los empresarios más exitosos del país, expresó su admiración por la cultura del esfuerzo que desarrollan los chinos que regentan bazares en España, de quienes dijo que aprende mucho. Durante la presentación de los resultados de la cadena de supermercados correspondientes a 2011, Roig señaló que en España existen 7.000 bazares chinos y que cada vez hay más «porque hacen una cultura del esfuerzo» que no hacen los españoles. El empresario manifestó que «hay un gran comercio en España por gente muy admirable. Nosotros tenemos admiración y aprendemos mucho de ellos».

Roig, según se señaló desde la cadena comercial, se refería a la cultura del esfuerzo y no a realizar jornadas interminables sin libranzas y con un salario mínimo, como el imaginario popular identifica con frecuencia a los trabajadores del país asiático. Los chinos que viven en España, sin embargo, se van adaptando a las costumbres del país y a los horarios de cierre y apertura de los establecimientos, así como a la cultura del ocio, sobre todo en los casos en los que se van consolidando sus negocios.