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El grupo arqueológico de Sonia Gutiérrez lleva todo el año sin excavar en ninguno de sus dos proyectos: el Tolmo de Minateda en Hellín, Albacete; y el Castellar de La Morera en Elche. «Como catedrática sigo cobrando mi sueldo pero científicamente se trabaja en sinergia con otros equipos. Ya no se investiga en casa en zapatillas», y eso es impensable sin una dotación económica.

Su equipo ha tenido que prescindir de gente «muy bien formada, juanes de la cierva y ramón y cajales», quienes tras una larguísima carrera académica y de investigación se han quedo sin posibilidades. Es lo que más le preocupa a esta catedrática.

«De nosotros no depende la curación de la malaria. Somos prescindibles. Exhumamos y generamos patrimonio que la ley obliga a documentar, pero todo se ha quedado parado. Hay inmensos archivos por actualizar pero sin posibiliades de ningún contrato de personal». Asegura que la gente está «preparadísima» y muy capacitada. Somos punteros en I+D, pero no se han previsto sueldos y no se pueden consolidar los equipos de investigación».

Es testigo de que «incluso los alemanes vienen con sus estudiantes para ver las novedades que ofrecemos aquí», pero la falta de fondos llega al punto de que «para llevarles a El Campello, cada uno se paga el euro del tranvía. Jugamos en primera división pero con medios de tercera».

Inversión

Sonia Gutiérrez está convencida de que el futuro de nuestros país pasa por potenciar la investigación. «Dicen que es necesario recortar, pero igual no de la investigación, como tampoco de la sanidad ni de la educación. Son básicos».

No deja en el olvido que la nueva universidad privada de El Campello ha pedido el grado en Arqueología «y so requiere investigación en paralelo. Nos piden que racionalicemos gastos pero sin embargo no les preocupa duplicar titulaciones a escasos kilómetros», protesta.