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Los cardiólogos alertan de que las altas temperaturas en la provincia aumentan el riesgo de infarto

El calor intenso supone una amenaza para los pacientes con patologías arteriales y circulatorias

Tres mujeres, dos de ellas cubriéndose del intenso sol con sendos paraguas, pasean por la zona de la playa del Postiguet Antonio García

Las altas temperaturas que se están registrando este mes de septiembre en Alicante, superando la media de las últimas décadas, están provocando heterogéneas consecuencias en el mapa provincial. De hecho, este septiembre la ciudad de Alicante ha llegado a alcanzar los 36 grados, quedándose a apenas dos puntos del récord histórico, que data del inicio del mes en el año 1999. Así, mientras los hoteleros y el resto del sector turístico muestran su satisfacción por estos efectos del cambio climático, ya que el calor está prolongando la temporada alta prolongando temporada alta y la estancia de turistas en el litoral alicantino, los profesionales de la medicina se encuentran más preocupados. Y es que las altas temperaturas de la provincia, que está previsto se prolonguen hasta el Puente del Pilar, aumentan el riesgo de infartos en el territorio.

El jefe de Cardiología del Hospital de Sant Joan, Vicente Bertomeu, asegura que las altas temperaturas suponen un factor de riesgo para las personas con problemas cardiacos, incrementando el riesgo de sufrir una afección grave en el corazón. «El calor intenso tiene un efecto vasodilatador y esto aumenta las posibilidades de sufrir un infarto en las personas con problemas cardiacos. Por este motivo, el verano es una época complicada para este tipo de enfermos. De hecho, los médicos solemos cambiar el tratamiento de los pacientes con problemas de corazón durante los meses de calor. Este año, hemos tenido que ampliar esa variación ante las altas temperaturas registradas», explica el facultativo de Sant Joan y expresidente de la Sociedad Española de Cardiología.

La toma de medicamentos diuréticos por parte de pacientes hipertensos, entre otros, obliga a que los médicos tengan que cambiar la dosis en verano. «Estas medicinas se utilizan para reducir la presión arterial, pero con el calor pueden generar problemas graves, ya que el cuerpo de por sí pierde líquido por el sudor. Por eso, el paciente puede deshidratarse, y sobre todo las personas mayores que tienen una mayor sensibilidad a la pérdida de líquidos», concluye Bertomeu. La opinión del jefe de Cardiología en el Hospital de Sant Joan la avalan numerosos estudios médicos que confirman que durante los meses de intenso calor -y también en las épocas de frío extremo del año- el número de problemas cardiacos aumenta entre la población. «Los estudios confirman esta tendencia, aunque yo también pienso que al calor se le añaden otras variaciones que se producen en verano, como cambios en los hábitos alimenticios», continúa el expresidente de la Sociedad Española de Cardiología.

Para el doctor Bertomeu, los cambios en las rutinas que se producen en verano también influyen en que el corazón sufra más durante los meses de calor. Y es que el paciente, que suele llevar una vida ordenada durante los meses de trabajo, puede hacer algún exceso en vacaciones. Entre esas pautas que se pueden desestabilizar en los meses de calor está la ingesta de alimentos poco saludables o incluso de alcohol, que penalizan mucho a los enfermos cardiacos.

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