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Montan negocios desde el instituto para buscarse la vida en el extranjero

Alumnos del IES Figueras Pacheco participan en un programa europeo de emprendedurismo

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El alumnado se busca ya la vida desde que está en el instituto. La falta de empleo agudiza el germen de ideas y desde el IES Figueras Pacheco se han embarcado en un programa europeo financiado por el nuevo Erasmus Plus, gracias al que una treintena de estudiantes aprenderá a montar pequeños negocios para buscarse la vida en el extranjero.

El programa denominado Yee (Young Eeuropean Enterprise), y en el que participan junto a estudiantes de Italia, Francia y Eslovaquia, obliga a estos chicos a seguir paso a paso todos los requisitos que hacen falta para poder crear una pequeña empresa, como forma más inmediata de salir del paso frente al paro.

Los alumnos del Figueras Pacheco se encargan de detallar los trámites que exigen en España para cualquier pequeño negocio: peluquería, tienda de ropa, venta por internet..., y de la misma forma se conducirán en el resto de los países participantes.

Una vez acaben -tienen dos años de plazo-, todos pondrán en común los trámites necesarios en una web abierta, de forma que facilitarán a golpe de click a cualquiera que se desplace a uno de estos cuatro países, el poder establecerse por su cuenta como autónomo, sin necesidad de dar mil tumbos.

Norma común

Al margen del aprendizaje particular que esta experiencia supone para los alumnos del ciclo medio de Comercio en el IES Figueras Pacheco, el profesor Rogelio García añade la posibilidad de que la Unión Europea tenga en cuenta que montar una empresa exige medidas muy distintas en cada uno de los países.

«Lo ideal es que suceda como con la moneda, el euro, común para todos los países»; o con la libre circulación de trabajadores o la homologación de los estudios.

Es otra de las finalidades del programa Yee, «que igual que se favorece la movilidad de personas y mercancías, se favorezca una única movilidad de empresas. Es el fin último», señala el profesor.

Los estudiantes van a estar en contacto online con el resto de los participantes y, al mismo tiempo, llevarán a cabo de una manera práctica y como si fuera real, la creación de un pequeño negocio o empresa.

«Se hace hincapié en que montar la empresa online abarata el alquiler de un local, así como que algún familiar disponga de un espacio que pueda ceder». Los permisos de licencia para empezar a vender pueden llegar en este caso en un par de días y los estudiantes ponen un fondo de 5 euros por persona para comprobar al final del proyecto si el negocio ha resultado rentable.

«Intentamos que pierdan lo mínimo posible, de ahí que se invierta muy poco, pero eso les obliga también a no poder vender caro ni a hacer pedidos grandes. Comprueban realmente lo que es estar en contacto con el mundo del comercio. Crean su logo, su web gratuita, y con una aportación de 20 céntimos al mes comienzan el contacto con proveedores».

Incluso cuentan con socios externos, que pueden ser los padres, con los que también hay que saldar cuentas al final del negocio.

Pérdidas

Se les pone en situación real porque incluso pueden perder el dinero, lo que en ese caso se traduciría en materiales para el instituto. Entre los 30 alumnos del ciclo crearán tres empresas y en esta fase inicial del proyecto están procediendo a la típica tormenta de ideas para decidir qué tipo de empresa es por la que se decantan. «Saben que un restaurante exige más medidas de seguridad e inspecciones de Sanidad, pero deciden ellos», concluye García.

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