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Una situación que tarda hasta un año en dar la cara

Bastantes meses e incluso un año puede tardar un niño en desvelar a sus padres que está siendo víctima de acoso escolar. Sin embargo, hay síntomas que pueden hacer sospechar a los padres que algo está ocurriendo. «Hay que estar atentos a cambios de comportamiento, disminuye el rendimiento académico, en el recreo no quieren jugar o relacionarse con otros niños, pueden sufrir cefaleas, dolor abdominal, mareos y síntomas de depresión», señaló ayer Mercedes Salmerón, pediatra del Hospital Universitario La Paz.

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