Hércules CF 2-1 Lleida Esportiu

Coscia hace campeón de liga al Hércules y sella el ascenso

Un cabezazo magistral del delantero argentino rompe la igualdad, provoca el estallido de júbilo de la grada y desata la locura

Josema firmó el 1-0, pero los alicantinos estuvieron 10 minutos fuera de la primera plaza tras el empate de Bakero en el 52'

Pedro Rojas

Pedro Rojas

El camino de la redención está lleno de piedras, de agujeros, de amarguras y pensamientos retorcidos. De rabia, de angustia y de ganas de abandonar. Pero hasta los amores más contrariados tienen una salida. Un punto de fuga, un alivio emocional que al final tira de nosotros hacia arriba y nos devuelve las ganas de soñar, de creer que por fin todo saldrá bien.

Y entonces, un día, uno atiborrado de sol y borracho de azul, la suerte cambia. Lo sabes tú y lo saben las 30.000 almas torturadas que tragan saliva contigo, en sus asientos. Os une el mismo sentimiento identitario, uno que podrá transformarse, pero que no se destruye jamás, que rebosa la ciudad de ilusiones corales y sonrisas amplias. Así es más fácil ser feliz, pero cuesta tanto, que por eso hay que disfrutarlo en plenitud cuando estalla.

El Hércules asciende directo, como campeón. Le ha costado 14 años subir de categoría. Demasiados. Por eso, cuando Jon Bakero igualó el tanto de Josema en el minuto 52, un ligero halo de azufre se posó de refilón en la historia centenaria de la entidad. Solo tres después, el Europa le marcó el tercero al filial del Espanyol.

Por enésima vez, vuelta a empezar, pero ahora ya solo valía el triunfo. No había más opción. Toda la entereza, la fuerza y el tesón defensivo que había exhibido el equipo de Torrecilla hasta la puñalada del delantero del Lleida se quebró. Afloraron las dudas, los temblores, los fallos de posición, las pérdidas de marca y el partido dio un vuelco súbito. La hinchada ahuyentó los malos augurios a dentelladas, sin dejar de cantar, de recordarle a sus jugadores que tenían a toda una ciudad detrás, que no les iban a dejar caer.

Los aficionados del Hércules hacen la ola a su equipo ante el Lleida en el Rico Pérez

Jose Navarro

La primera parte fue plácida, puede que incluso en exceso. Torrecilla prefirió la calma y el temple de Kalvin Ketu al ímpetu desbocado y la sobredosis de compromiso de Nico Espinosa. El camerunés respondió bien y el Hércules se volvió a parecer al que arrancó la temporada, siempre tenso, siempre atento, siempre controlando el ritmo de juego y los espacios.

Una de las muchas llegadas blanquiazules acabó en córner. El segundo consecutivo. El primero se ejecutó mal, de pena, tal vez por ello todos los jugadores prestaron más atención en la reválida. Gritó el entrenador, indicó la jugada con el brazo, y Ketu y Javi Moreno se juntaron en la esquina.

Los seguidores blanquiazules se concentran en la previa del trascendental encuentro ante el Lleida para calentar el ambiente y recibir al equipo

Alex Domínguez

El africano tocó en corto y el extremo, con la zurda, centró buscando que la pelota se fuera abriendo, persiguiendo el corazón el área. Allí, segundos antes del impacto, movimientos de pantalla para liberar a Josema. El central maniobró dos veces para deshacerse de su par, que terminó en el suelo. Y ahí, casi en trance, sin necesidad de mirar, libre de marca, saltó el tipo recio de Torrejón de Ardoz y se encontró con el balón de cara. Remató sin titubeos y desató la locura de la grada.

El entrenador sorprendió dejando a Nico Espinosa en el banquillo y volvió a salirle bien la «condena» a Marcos Mendes

La sensación de superioridad local era absoluta, incuestionable y el conjunto alicantino reunió méritos de sobra para haberse metido en el túnel de vestuarios con una renta más generosa. No sucedió. La fiesta se propagó en el receso. Continuó en la reanudación y se mantuvo hasta que una diagonal de Bakero permitió al Lleida disparar por segunda vez en el encuentro. Fue un tiro elegante. Pateó desde el vértice derecho del área con rosca hacia adentro. El vuelo sorteó a Carlos Abad y se coló por su palo más alejado.

El silencio helado que provocó el movimiento de la red de la portería sur apenas duró un segundo eterno. Sobre la hierba, nadie bajó la mirada. Al revés. Pero una cosa es lo que dicta el deseo y otra lo que ordena la razón, siempre quejosa. El Hércules acusó el golpe, se tambaleó en defensa, cedió terreno, y el Lleida, un convidado de piedra hasta el empate, creyó y creció.

Javi Moreno fue el responsable de las dos asistencias que meten al equipo de Torrecilla en Primera Federación

Igualó las fuerzas, pisó área y manchó de sombras una mañana hermosa. Tres ocasiones peligrosas armaron los catalanes hasta que el cuero le cayó en el pie a Javi Moreno. El extremo descubrió la brecha y la atacó con determinación. Sorteó a todos los que le salieron al paso, dribló a izquierda y derecha, allanó el área, giró sobre sí buscando una solución y Coscia le dio la respuesta.

Centró con pausa, con dulzura, con enorme precisión, y el argentino, en un escorzo inolvidable, se suspendió en el aire. Con la cabeza, casi de espaldas, con la portería grabada en la memoria, marcó su sexto tanto, el que vale un ascenso, el que devuelve la fe en la camiseta rayada, en el credo de una manera muy particular de entender el sufrimiento deportivo y la vida mediterránea.

Javi Moreno, responsable de dos asistencias, conduce la pelota.

Javi Moreno, responsable de dos asistencias, conduce la pelota. / Alex Domínguez

Marcó el «nueve» y enterró diez minutos de zozobra. Marcó y todos en el campo se volvieron porteños, rosarinos, balbucearon el acento arrastrado de los tangos de Gardel, se abrazaron exultantes, convencidos de que ya nada iba a interponerse entre ellos y la gloria que supone dejar atrás el fútbol de caucho, el de césped de mentira, el de campos sin gradas y viajes a ninguna parte.

Ni siquiera cuando el rival, a la desesperada, perdió la compostura y se lanzó en tromba, se temió por el desenlace. Emergió Carlos Abad y echó el cierre. El 5 de mayo de 2024, el destino quiso premiar a quienes nunca dejaron de creer... que fueron pocos y muy valientes

FICHA TÉCNICA

Hércules CF: Carlos Abad, Samu Vázquez, Nolan, Josema, Retuerta, Mangada (Miguel Marí, 87’), Roger Colomina, Ketu (Nico Espinosa, 73’), De la Nava, Javi Moreno y Agustín Coscia (Marcos Mendes, 73’).

Lleida Esportiu: Iñaki Álvarez, Becerra, Cortijo, Montero, Toni Ripoll, Rubio, Musa Isah (Chuli, 80’), Mateo, Campins (Figueras, 40’), Quadri y Jon Bakero (Juan Agüero, 80’).

Goles: 1-0, Min. 29: Josema Gómez. 1-1, Min. 52: Jon Bakero. 2-1, min. 62: Agutín Coscia.

Árbitro: José Antonio Palomares Gutiérrez (Cádiz). Asistido en las bandas por Rocío López Campos y José Rodríguez López.  

T. Amarillas: para los herculanos Colomina, Coscia, Mangada, Retuerta y el portero suplente Javier Cendón; y para los ilerdenses Isah Musa y Quadri Liameed. T. Rojas: para los integrantes del cuerpo técnico Pablo Fernández (Hércules) y Pol Fresneda (Lleida).

► Estadio: José Rico Pérez, con 27.832 espectadores según la cifra oficial facilitada por el Hércules.