Las constantes diferencias en el seno del tripartito alicantino han tenido esta semana nuevos episodios con, entre otros, el auto judicial que paraliza de manera cautelar la eliminación de las referencias a la dictadura franquista en el callejero y el anuncio de una posible remodelación de la Junta de Gobierno y de la distribución de los asesores en la corporación. No obstante, si hasta hace pocas fechas estas discrepancias habían sido más visibles entre el PSOE y Guanyar, mientras que Compromís había optado por intentar apagar los fuegos o en una posición más cercana a Gabriel Echávarri, en las últimas desavenencias la formación valencianista se ha alineado de manera más evidente con el grupo que lidera Miguel Ángel Pavón. Así, en la polémica sobre el cambio de nombre de las calles, ambas han defendido la actuación del Ayuntamiento mientras el alcalde manifestaba su disconformidad con las formas empleadas y, además, si el viernes éste aseguraba que las antiguas denominaciones se repondrían de forma inmediata, ayer sus socios de gobierno defendían que no se hiciera así. Una divergencia a la que hay que sumar el desacuerdo de Natxo Bellido con el anuncio por parte de Echávarri de posibles cambios en la Junta de Gobierno y en el número de asesores de los grupos, después de que Guanyar se haya quedado con un representante menos que el PSOE al pasar la edil Nerea Belmonte a ser no adscrita. Parece que Compromís, que desde que el tripartito comenzó su andadura había estado equilibrando la balanza entre Guanyar y los socialistas o decantándose por estos últimos, ahora encuentra más sus posiciones con los primeros. Una situación que puede tensar aún más unas relaciones ya de por sí difíciles entre los socios del gobierno, con más de la mitad del mandato todavía por delante.