El neuropediatra del Hospital de Sant Joan, Francisco Carratalá, recuerda que la mayor parte de los casos de autismo se pueden englobar, en cuanto a su diagnóstico, en dos grandes grupos. El más habitual es el que se detecta entre los 2 y los 4 años. «Se trata de niños que han seguido un desarrollo normal y a esta edad comienzan a mostrar problemas con el lenguaje». La madre en estos casos suele ser la primera en sospechar que algo raro está pasando y la que lanza la voz de alarma al comprobar que su hijo, por ejemplo, no la mira o tarda mucho en hablar. Otro grupo es el denominado autismo complejo, que aparece en niños con problemas motores y parálisis cerebral. En la actualidad se sabe que hay 400 genes implicados en los trastornos del espectro autista, pero aún se desconoce el mecanismo exacto por el que se desarrolla.