n El análisis sobre los comedores escolares elaborado por el segundo colegio oficial de nutricionistas más grande de todo el país, con más de 700 colegiados expertos y profesionales en la alimentación y la salud, como es el de la Comunidad Valenciana, hace hincapié en la necesidad de atender de forma prioritaria la alimentación que se lleva a cabo en las escuelas infantiles de centros tanto municipales como privados homologados por la Generalitat. «Se trata de una de las etapas más importantes para la adquisición de buenos hábitos», subrayan.

Reclaman por tanto que las campañas dirigidas a la salud pública «deben incluir acciones dirigidas a empoderar al público infantil, con información sobre cómo escoger mejor. No tanto carteles, sino acciones». Se refieren estos profesionales a la realización de talleres con las familias y de educación en el comedor a partir de formar igualmente a monitores y profesorado, a lo que se ofrecen como servicio público.

Caminar

Tanto los colegios públicos como las empresas de comedor consultadas por este diario prefieren mantenerse en el anonimato por la «polémica que generan estos temas», coinciden en señalar directores y empresarios.

Todos ellos prefieren achacar los elevados índices de obesidad infantil en la Comunidad al excesivo sedentarismo antes que a la alimentación que reciben los niños en el comedor. «Las empresas tienen claro la cantidad de calorías y carbohidratos de cada menú y piden los menos cambios posibles para cumplir con las verduras, legumbres y huevos que deben ingerir los niños a la semana», señalan en un centro de Primaria que lleva más de dos décadas con la misma empresa de comedor. «Al salir del centro ves que sacan el bollo y la bolsa de patatas fritas de la mochila», se queja la directora, quien recalca que en una de las últimas excursiones el curso pasado, los alumnos de sexto se quejaban de tener que caminar «porque están demasiado acostumbrados al coche».

Entre las empresas admiten que tanto los precios de los menús como las reclamaciones de los padres, cuya principal preocupación es que el niño coma, les aboca a incluir hamburguesas cada dos semanas y algún rebozado aunque no sean recomendables. «Si no se acostumbran en casa desde pequeños es complicado que coman de todo más adelante», concluyen.