Cerca de 1.100 personas en la provincia de Alicante sufren cáncer de pulmón, una enfermedad que en el caso de las mujeres está registrando un aumento preocupante debido a que ellas se han incorporado más tarde al hábito de fumar. De hecho, según datos aportados por la Conselleria de Sanidad, en estos momentos es el tercer tumor más frecuente, por detrás del cáncer de mama y del cáncer de colon. Hace nueve años era el quinto tumor más frecuente y desde 2007 la incidencia de esta dolencia en las mujeres se ha duplicado. Se calcula que una de cada 54 mujeres en la Comunidad Valenciana tiene riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y la edad media en la que aparece la enfermedad son 66 años. La mortalidad por esta enfermedad en el caso de las mujeres se acerca peligrosamente a la provocada por el cáncer de mama, según advierten los expertos.
Pero si las cifras hacen que el panorama sea sombrío, sobre todo en el caso de las mujeres, en el terreno de los nuevos tratamientos los oncólogos son más optimistas. «Ahora sabemos que el cáncer de pulmón no es algo plano, hay distintos subgrupos dentro de la enfermedad con peculiaridades genéticas. Es decir, cada vez somos capaces de poner más apellidos al cáncer de pulmón», explica Álvaro Rodríguez-Lescure, jefe de Oncología del Hospital General de Elche y vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica. Desentrañar las claves genéticas de esta enfermedad está permitiendo personalizar los tratamientos con buenos resultados. «Ahora disponemos de cuatro o cinco marcadores genéticos que permiten emplear fármacos que son muy superiores a la quimioterapia, con tasas de respuesta más altas y una menor toxicidad».
Otra de las revoluciones en este terreno viene de la mano de la inmunoterapia, «con resultados inimaginables hace unos años». Rodríguez-Lescure explica que estos tratamientos están permitiendo «que hasta un 20% de los pacientes tratados con estos fármacos lleguen a los 5 años sin que la enfermedad progrese». Además, en combinación con la quimioterapia, estos tratamientos «permiten operar muchos tumores que antes no se podía».
El problema es que no todos los pacientes son candidatos a estos tratamientos «porque no hay unos marcadores claros para diagnosticar la enfermedad». En la mayor parte de los casos, añade Lescuere, «el diagnóstico llega de manera tardía».
Mal diagnóstico
El de pulmón es uno de los tumores con peor diagnóstico. Según los datos de la Conselleria de Sanidad, a los cinco años la supervivencia es del 12,3%. Además, la supervivencia disminuye de forma manifiesta a medida que el tumor está extendido. Aproximadamente la mitad de los casos tienen metástasis al diagnóstico y un 26,2% tienen extensión regional.
Para el responsable de Oncología del Hospital General de Elche, el gran drama de esta enfermedad «es que se puede prevenir en gran medida, ya que en el 85% de los casos está relacionada directamente con el tabaco». Rodríguez-Lescure pide en este sentido más limitaciones para acceder al tabaco, «por ejemplo encareciéndolo» y que el dinero que el gobierno recauda con los impuestos a este producto «vaya dirigido a tratamientos de deshabituación».
Para este oncólogo, reducir las cifras de fumadores sería más efectivo que invertir en métodos diagnósticos precoces, que de momento hay pocos. «En estos momentos hay varios estudios en marcha para probar la efectividad de un TAC con baja radiación en fumadores de alto riesgo, que llevan muchos años fumando. Pero la inversión que habría que hacer es enorme, cuando sería más efectivo lograr que la gente no fumara».
