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Masificación en el río por huir de la masificada playa

La afluencia de visitantes a las zonas de baño del interior pone en alerta a algunos municipios. El acceso a estos lugares es libre y no puede impedirse

Bañistas en el Barranc de l'Encantada, en Planes, en la tarde del viernes. JUANI RUZ

Los parajes de interior donde es posible el baño han tenido tradicionalmente un gran atractivo por su tranquilidad, como atractivo añadido al mero hecho de refrescarse, pero a eso se añade este año el ánimo de huir de manera expresa de las multitudes, ante las circunstancias de la pandemia de coronavirus. Eso ha llevado a que estos lugares, donde no hay un control de aforos, sean más frecuentados, con el aliciente de que este verano hay una especial abundancia de agua gracias a las lluvias de los meses pasados. Esta situación ha favorecido que estas zonas lleguen a masificarse en algunos momentos.

Así, en cierta medida se ha trasladado al interior el problema que supone la aglomeración de personas por el riesgo de contagio de coronavirus. El tema preocupa sobre todo en municipios de pequeño tamaño que albergan varios de estos parajes, que tienen muchas más dificultades para controlar que la afluencia no resulte excesiva o que los visitantes cumplan la distancia de seguridad o lleven la mascarilla puesta cuando están fuera del agua, y cuya población está envejecida. Todo ello teniendo en cuenta que por ley no se puede impedir el acceso a estos lugares en plena naturaleza -ni es materialmente posible-, ni tampoco prohibir el baño, aun cuando se desaconseje de manera expresa como ocurre en la mayoría de casos en la provincia.

Pablo Giménez, concejal en Sella, admite que «se está generando cierto miedo» entre los vecinos por la gran cantidad de personas, fundamentalmente jóvenes, que están acudiendo a lo largo de todo el verano a bañarse al río del mismo nombre que la localidad, en un área recreativa a unos dos kilómetros del casco urbano. Estos bañistas, lamenta, «masifican los accesos y dejan residuos, pero no podemos hacer casi nada». La inquietud es sobre todo por el coronavirus, sobre todo teniendo en cuenta que a buena parte de estos jóvenes «les cuesta más seguir el tema de la mascarilla», aunque recalca que la basura que en ocasiones se dejan es otro de los grandes problemas.

En términos parecidos se expresa el alcalde de Bolulla, Adrián Martínez, que ha intentado en vano esta semana tomar cartas en el asunto. La difusión en redes del paraje de la Font dels Xorros ha favorecido que sea visitado por muchos bañistas -la proximidad de las Fonts de l'Algar, donde se producen aglomeraciones pese al control de acceso, es otro factor-, para incomodidad de buena parte de los vecinos, sobre todo mayores, que acuden a este lugar a pasear. El Ayuntamiento decidió el miércoles cerrar el camino de acceso, pero tuvo que reabrirlo al día siguiente porque legalmente no puede impedir el paso. El primer edil lamenta la situación y considera que el lugar «queda expuesto a cualquier actitud no responsable» y que es muy complicado «garantizar la seguridad en la zona». El principal problema, insiste, es «la actitud» de parte de las personas que acuden, que «no llevan la mascarilla puesta para nada» y que incluso «tiran basura al río». En este sentido, insiste en que «exigiremos responsabilidades en el tema de vertido de basuras al cauce», y en que «no quisiéramos que se convirtiera en un vertedero o un posible foco de infección», por lo que apela a la responsabilidad colectiva.

Riesgo de bloquear caminos

También el alcalde de Planes, Javier Sendra, señala que se ha quejado a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por las aglomeraciones en el Barranc de l'Encantada -una de las zonas de baño más visitados de la provincia y con una afluencia enorme este verano-, pero «no podemos prohibir que se acceda». Lo que sí se ha hecho es colocar una señal de restricción de paso a propietarios de fincas «y prohibir aparcar en el camino». Una de las principales preocupaciones, explica, es «que suceda una emergencia y los vehículos no puedan entrar» por la estrechez de este vial.

También hay un gran número de bañistas cada día en los parajes alcoyanos del Racó de Sant Bonaventura y el Molinar. El Ayuntamiento «ha advertido que no son zonas habilitadas para el baño», explica el edil de Medio Ambiente, Jordi Silvestre, pero «no se puede prohibir que la gente vaya». Al ser un municipio grande, aquí sí acude en ocasiones la Policía, pero «no puede estar siempre», por lo que apela a «la responsabilidad colectiva».

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