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La inmigración será la única forma de que la provincia de Alicante gane población en los próximos quince años

El INE calcula que los municipios de Alicante tendrán 110.000 habitantes más que ahora en 2035 gracias a la mayor presencia de extranjeros. El envejecimiento hará que los mayores de 65 años sean casi un 27%

Transeúntes en una céntrica calle de Alicante, en una imagen reciente.

La inmigración será en los próximos 15 años el único factor que evite que la provincia de Alicante pierda población como consecuencia del progresivo envejecimiento. Así queda de manifiesto en la proyección que ha publicado hace pocos días el Instituto Nacional de Estadística (INE), que augura un incremento de 110.000 habitantes para los próximos tres lustros, pero exclusivamente a costa del cada vez mayor número de residentes nacidos en el extranjero. Por el contrario, la cifra de personas nacidas en España irá bajando de forma progresiva.

El INE calcula que la provincia tiene ahora mismo una población residente de 1.885.214 personas, una cifra algo mayor de lo que indica el dato provisional del padrón a 1 de enero de 2020, que es de 1.878.840 habitantes. De esos residentes estimados, 1.443.661 son nacidos en España, mientras que los 441.553 restantes proceden del extranjero. Para dentro de 15 años se vaticina que estas respectivas cifras sean de 1.425.248 y 570.469; en total, 1.995.717. La influencia de la inmigración que se augura es más que evidente: eso será lo único que compense el cada vez mayor estancamiento de la población local. Y solo gracias a eso el número de habitantes podrá incrementarse.

Según el INE, la inmigración irá progresivamente en aumento durante los próximos tres lustros, desde la cifra estimada de 15.847 personas que podrían hacerlo este año [cabe plantearse si a la hora de hacer esta proyección se han tenido en cuenta los condicionantes actuales de la pandemia] hasta las 34.159 que se espera que entren en 2034. También se prevé que la provincia reciba un contingente anual de unas 18.500 personas procedentes de otros puntos de España, que dentro de 15 años habría aumentado de forma mínima a unas 19.500. Esa inmigración interna, no obstante, sería muy poco superior a la emigración hacia otras provincias, que oscilaría en este tiempo de 17.500 a 18.500 individuos al año.

Lo que sí aumentaría de manera muy significativa, en cambio, serían las emigraciones al extranjero, que se espera que pasen de 9.000 a 19.000 anuales. Aun así, quedarían muy por debajo de las inmigraciones, lo que haría posible que la población fuera creciendo poco a poco, en unos 5.000 habitantes al año y alrededor de 11.000 al final del periodo. Eso sí, se trataría de una población cada vez más envejecida.

La proyección del INE contempla que en estos 15 años la proporción de mayores de 65 años en la provincia pase del 19,84% actual, según el avance del padrón de 2020, al 26,75%. Esto contribuirá a que la edad media de la población pase de los 43,61 años actuales a 47,39. Se espera que para 2035 la mitad de los habitantes de la demarcación de Alicante sobrepasen los 50 años; el hecho de que este índice -edad mediana de la población- sobrepase el de la media de edad quiere decir que las personas mayores serán cuantitativamente más que las de menor edad. Otro indicador más que refleja cómo la leve subida de la población no parará en absoluto el proceso de envejecimiento.

Repunte de la natalidad a finales de esta década

El aumento continuado de las defunciones impedirá que pueda haber un crecimiento natural de la población

Las proyecciones de población del INE señalan que a partir de finales de esta década se produciría un repunte de la natalidad en la provincia de Alicante. El dato a priori puede parecer llamativo, si se tiene en cuenta la evolución descendente del número anual de nacimientos en los últimos años. En 2019 nacieron en los municipios alicantinos 14.021 niños y niñas -cifra aún provisional-, frente a los 20.202 que se registraron en 2008. El organismo estadístico prevé que esta tendencia a la baja continúe hasta 2026, en que se produciría una cantidad estimada de 13.296 alumbramientos. Ahora bien, después el número volvería a crecer, hasta alcanzar los 14.702 nacimientos en 2034.

La explicación habría que encontrarla en la inmigración desde el extranjero que se prevé a lo largo de los próximos 15 años, puesto que todos los demás indicadores, como el descenso de la población de origen autóctono, el envejecimiento y la escasa diferencia entre las inmigraciones y las emigraciones desde o hacia otras zonas de España, parecen ir en contra. Cabe suponer que el INE augura que esa inmigración será, al menos en parte, de personas jóvenes que se reproducirán en España. No es descabellado pensarlo, si se tiene en cuenta que justamente eso ocurrió con la inmigración extranjera que se produjo a comienzos de este siglo: personas jóvenes y con un patrón reproductivo algo superior al de la población autóctona, la cual, no obstante, también acabó teniendo más hijos que en años anteriores.

Sin embargo, ese repunte de la natalidad no permitirá que haya un crecimiento natural de la población que frene el envejecimiento. El INE prevé que las defunciones seguirán aumentando en los próximos años, con lo cual el saldo vegetativo será siempre negativo. El año pasado fallecieron en la provincia 15.930 personas -dato provisional-, mientras que se espera que en 2034 se produzcan más de 19.500 decesos.

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