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Los primeros profesores que dan clases juntos reclaman mantenerlas tras el covid

Los profesionales que estrenan este curso la enseñanza compartida en el aula afirman que exige cambiar el chip. El descenso de la ratio, obligado por la pandemia, introduce la codocencia y una mayor actividad con los alumnos

Los docentes Rosa Delhom y Javier Monzó comparten aula en el Instituto Pare Vitoria de Alcoy para conseguir una enseñanza más personalizada y efectiva. | JUANI RUZ

Este curso se ha estrenado en la provincia, de manera muy incipiente, la enseñanza con dos profesores en el aula, y los primeros docentes que la están llevando a la práctica piden a voces que se mantenga en años sucesivos al margen de la pandemia, por los buenos resultados que observan en el aprendizaje.

La significativa reducción del número de alumnos por clase que lleva aparejada la pandemia, para evitar contagios y mantener a raya al virus, ha favorecido tanto la presencia de dos profesores en el aula como la enseñanza por ámbitos en el primer curso de la ESO, de forma que un mismo docente imparta a un tiempo tres asignaturas que pueden asimilarse, como pueden ser Lengua castellana, Valenciano e Historia.

La codocencia o estar dos en el aula «permite integrar al alumnado confinado a través de las nuevas tecnologías sin desatender al resto de la clase, y abre espacios de apoyo que con un solo profesor es más complicado de coordinar», explica Rosa Delhom, profesora de Valenciano y coordinadora de la codocencia en el Instituto Pare Vitoria de Alcoy.

«No encuentro que haya nada mejor en la enseñanza», abunda Javier Monzó, maestro de Pedagogía Terapéutica que comparte el aula con la profesora Delhom. «Es una enseñanza viva y activa, con los niños como protagonistas porque son los que tienen que generar el conocimiento. Nosotros actuamos de guías para que lo encuentren. El sistema cambia a mejor, sin duda, y debería seguir impartiéndose el curso próximo en segundo de ESO, pero hace falta cambiar el chip y se necesitan muchos más recursos», añade Monzó, quien a su vez alerta de que exige una coordinación máxima de todo el profesorado y una organización del centro también extrema.

Desde el Instituto Cabo de las Huertas de Alicante, Álvaro Castaños, profesor de Geografía e Historia, comparte que esta manera de enseñar se mantenga tras la pandemia porque «la capacidad de conocer al alumno es muy superior. Sabes cómo intervenir mejor en el proceso de aprendizaje».

Delhom ejemplifica por su parte la labor que lleva a cabo con Monzó a partir de una actividad que implica a la totalidad de las asignaturas de primero de ESO. A partir de la lectura del clásico «Drácula» han diseñado actividades relacionadas con la temática de la novela que van a trabajar tanto en Castellano y Valenciano como en Biología, Tecnología, Historia, Música y Plástica. «Los alumnos comparten sus trabajos y aprenden mucho más».

En la clase de refuerzo de Matemáticas que a su vez comparte Monzó con el profesor de Economía, Saül Blasco, enfocan la asignatura de forma más visual, «con juegos, para que entiendan mejor los contenidos y aprendan por ellos mismos, es más motivador», apunta Blasco. Monzó ratifica que «no se puede cerrar los ojos a la realidad de cada alumno y limitarse a decir que toca la tabla del 3 y repetirla 15 veces. Se interactúa mucho y acabas conociendo necesidades de cada uno», destaca.

La tutora de primero de ESO en el IES Cabo de las Huertas, Ana Hernández, concluye que el alumnado que proviene de sexto de Primaria se enfrenta con este nuevo sistema «a menos profesores y menos métodos distintos de enseñanza, al concebir la enseñanza como un todo y relacionar las materias». No obstante confiesa que «el proceso es largo» que implica más trabajo, pero que resulta más efectivo también.

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