10 años en activo y 300.000 toneladas de lodos procesadas. Este es el resumen que se hace de la planta de secado de lodo que EPSAR, Aguas de Alicante y Cemex lanzaron hace una década. Un proyecto pionero a nivel nacional y europeo que aprovecha su ubicación junto a la cementera para reducir la energía y el CO2 necesarios para el procesamiento de estos lodos que llegan de las aguas residuales tratadas en depuradoras alicantinas, conformando un proceso de economía circular.

La infraestructura está formada por dos túneles térmicos donde se seca el lodo, transformándolo en combustible apto para su empleo para fabricar cemento. Este secado se produce únicamente con la energía térmica que se desprende del horno en su propio proceso de fabricación. Así pues, a lo largo de la década han pasado un total de 300.000 toneladas de fangos, una cantidad que ha servido como combustible de sustitución. Respecto al tiempo del procesamiento, la media estipula que se condensan alrededor de 12 metros cúbicos por hora de agua, además de aplicar medidas correctoras para evitar que los olores que se desprenden se propaguen.

Por su parte, el director de Aguas de Alicante, Javier Diez, destaca que “la planta de secado térmico es un proyecto avanzado e innovador y ejemplo de gestión avanzada en el ciclo integral del agua. Su funcionamiento supone una alternativa sostenible y transformadora de la gestión de residuos, ya que convierte los lodos en un recurso energético, contribuyendo, a su vez, a la disminución de la huella de carbono tanto en el proceso de tratamiento de las aguas residuales, como en la fabricación de cemento.” Además, cabe destacar que, además de los lodos generados en las depuradoras de la ciudad, hasta la planta llegan los lodos de otras depuradoras de la provincia, como son la de Campello, Benidorm, Torrevieja, Orihuela e Ibi, entre otras. Del total de lodos que se producen en estas depuradoras, más del 60% se deriva a la planta de secado de lodos, lo que permite un tratamiento final distinto a la aplicación agrícola o el depósito en vertedero y cerrar así el círculo de este residuo convirtiéndolo en energía.

Diez añade que “para Aguas de Alicante y, de acuerdo con su compromiso con los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, es prioritario aportar soluciones que reduzcan la huella medioambiental del ciclo integral del agua, donde se incluyen los lodos de depuración. Por ello, a través de la gestión de las instalaciones de secado térmico contribuimos activamente tanto desde el punto de vista social, como ambiental y tecnológico, a la transformación necesaria para lograr un cambio de paradigma en el desarrollo de nuestra actividad”.

Los lodos que se tratan y producen en las depuradoras son el resultado de la extracción y concentración de la contaminación orgánica de las aguas residuales durante el tratamiento de depuración, lo que permite que en el caso del agua, también tenga una segunda vida y pueda ser reutilizada o devuelta al medio en las mejores condiciones.

Con todo, actualmente, en la planta de Alicante más de la mitad de los combustibles son alternativos, esto permite que se eviten gran parte de las emisiones producidas por los combustibles fósiles, además de alcanzar el objetivo de Acción Climática Cemex, el de reducir un 55% las emisiones de CO2 para el año 2030, así como descarbonizar las operaciones de cemento, lo que lograría ofrecer un hormigón con cero emisiones de cara a 2050.

"La instalación cierra el círculo de los residuos que generan las aguas procedentes del consumo humano, al permitir utilizar como combustible una parte de lodos generados en la provincia de Alicante, y, además, sin coste de energía calórica adicional”, ha señalado el director de la fábrica de CEMEX en Alicante, Oscar Nasarre, quien añade que “con este proceso hemos evitado en fábrica el consumo de 35.000 toneladas de combustibles fósiles, al tiempo que reducimos las emisiones de CO2 y nos permite colaborar con la sociedad alicantina, gestionando un residuo que se genera en el tratamiento de las aguas residuales de la provincia”.

En estos 10 años los lodos secos han supuesto de media alrededor del 4,5% del total de combustibles utilizados en la fábrica. Así, según ha detallado Nasarre, “el consumo de lodos en el horno cementero junto a otros combustibles alternativos, la mayoría de ellos biomasa y derivados de residuos tratados y procesados para este uso, han evitado unas 800.000 toneladas de emisiones en CO2 a la atmósfera en los últimos diez años”.