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La pandemia dispara un 20% los problemas de sueño entre niños y adolescentes

Las Unidades del Sueño de la provincia detectan un descenso en la edad a la que aparecen los problemas, de los 15 años a los 10 - Crecen los menores y sanitarios atendidos por pesadillas

Durante la pandemia los niños han hecho más uso de móviles, lo que ha alterado el sueño 13084537 - child with smart phone boy play smart phon movil mobil ninos menores adolescentes FOTO 123RF

Más problemas para conciliar el sueño. La pandemia de coronavirus ha disparo los casos de insomnio y de alteraciones del sueño, en especial entre los más jóvenes. “El estrés y la ansiedad propias de la pandemia están provocando un aumento de los trastornos del sueño, a lo que se suma el mayor uso que los jóvenes están haciendo de las pantallas en estos años”, explica Eusebi Chiner, Jefe del Servicio de Neumología del Hospital Sant Joan y director de la Unidad multidisciplinar del Sueño.

Chiner cifra en un 20% el aumento de jóvenes que buscan ayuda porque tienen insomnio o sufren lo que se denomina alteraciones en el ritmo circadiano, y por ejemplo se levantan muy tarde. Que los móviles y las tablets provocan alteraciones para dormir es algo que ya se sabía, pero con la pandemia su efecto se ha disparado, ya que los adolescentes han hecho mayor uso de estos dispositivos, por ejemplo, para relacionarse con sus amigos o dar clase.

Junto con el aumento de casos de chicos y chicas que tienen problemas dormir bien se suma un descenso en la edad. “Si antes la media eran 14 ó 15 años ahora nos están llegando niños con apenas 10 años que sufren estos problemas", añade Teresa Canet, neurofisióloga de la Unidad del Sueño en el Hospital Doctor Balmis. En esta unidad también han detectado un incremento de los problemas de sueño desde que estalló la pandemia hace dos años. “La gente está durmiendo peor. Los problemas económicos y de salud se están manifestando con más casos de insomnio”.

Esta especialista señala además que han aumentado las consultas por alteraciones en los patrones del sueño, tanto en niños como en adultos. “Durante el confinamiento hubo gente que se acostaba a las 3 y a las 4 de la mañana. Luego, cuando hubo que volver a la normalidad, muchos pudieron hacerlo solos, pero otros tuvieron que recurrir a ayuda profesional”. Teresa Canet también destaca el elevado número de adolescentes y de sanitarios que están siendo atendidos por problemas de pesadillas. “Tener una pesadilla de vez en cuando no es problema, lo malo es cuando hay más de tres pesadillas a la semana, porque además provocan que quien las sufre no pueda volver a conciliar después el sueño”.

Otro volumen importante de pacientes que llegan hasta las Unidades del Sueño son personas que han pasado el covid. “Hasta un 40% de los enfermos que han tenido el virus van a desarrollar problemas para dormir, independientemente de la gravedad de la enfermedad. Es lo que se conoce como covid persistente”, explica Eusebi Chiner. El jefe de Neumología del Hospital de Sant Joan puntualiza que en la mayoría de casos se trata de dificultades para conciliar el sueño o bien que se producen interrupciones del mismo durante la noche. Problemas que se ven agravados por la ansiedad y la depresión que sufre muchos enfermos de covid persistente.

Chiner recuerda además que uno de los problemas del sueño más prevalentes, la apnea, es un factor de riesgo para sufrir covid grave. El hospital de Sant Joan tienen previsto celebrar en breve una actividad de concienciación sobre el diagnóstico precoz de la apnea del sueño con motivo del Día Mundial del Sueño. El acto central de esta iniciativa, que se iba a celebrar este viernes pero que tuvo que ser cancelado por la lluvia, será la realización de test específicos a todas las personas que lo deseen para detectar de manera precoz casos de apnea del sueño. Los organizadores de esta actividad esperan poder desarrollarla a lo largo de la semana que viene.

Este viernes se ha celebrado el Día Mundial del Sueño, promovido por la Sociedad Mundial del Sueño (Word Sleep Society) con la finalidad de hacer un llamamiento anual a nivel mundial sobre la importancia de un sueño saludable.

Desde la Unidad del Sueño del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Doctor Balmes, recuerdan la importancia que un buen sueño tiene para la vida diaria, la salud y la mente a través del eslogan para este día: “Sueño de calidad, mente sana, mundo feliz”. En esta Unidad de Sueño se atienden pacientes desde el año 1995. Teresa Canet señala que en la última década se ha observado un cambio en los pacientes derivados en los. “Ahora el 50% de los pacientes atendidos son mujeres, mientras que estas sólo representaban el 30% hace 10 años”. El sueño en la mujer muestra diferencias respecto a los hombres en base a condiciones biológicas y sociales. “En las mujeres hay una influencia hormonal que hace que sea diferente en cuanto a fases de sueño, duración y afectación de las distintas patologías del sueño”.

La necesidad de sueño varía a lo largo de las diferentes etapas de la vida. Aumenta en la pubertad, primeros meses de embarazo. A partir de la menopausia disminuye. “Algunos estudios han encontrado que las mujeres duermen más que los hombres. Ese aumento es de unos 20 minutos más y depende de la edad y condiciones de las mujeres que se han estudiado”. Así por ejemplo si son jóvenes y no tienen hijos “no se observa diferencia con los hombres”. Si son jóvenes y tienen hijos si duermen más.

Aunque duerman más su sueño es de peor calidad debido a que despiertan muchas más veces por la noche. “Despiertan cuando los hijos les llaman por la noche, esperan que los adolescentes vuelvan a casa, cuidan a los padres. Es decir, al llegar a la noche, realizan “un cuarto turno” de trabajo dedicándose al cuidado de los otros”.

Otras veces los despertares pueden proceder de patologías propias del sueño como el insomnio, piernas inquietas o apneas del sueño. “Deben consultar con sus médicos ya que tienen solución y su padecimiento merma su calidad de vida en todos los niveles”, sostiene Canet. Su padecimiento aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, ictus, infartos o arritmias cardiacas. Aumenta el riesgo de sufrir accidentes tanto de tráfico como laborales o domésticos. Influyen en los estados anímicos pudiendo presentar depresión, ansiedad u otras patologías.

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