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Una heladería de Alicante, con un cartel en el que se indica la necesidad de personal, esta semana.JOSE NAVARRO

La falta de miles de camareros aboca al cierre de turnos este verano

Los hosteleros aseguran que los salarios no son el problema para encontrar empleados y señalan que las causas son más profundas. Los excamareros apuntan que la norma es trabajar más horas de las firmadas

Faltan camareros en toda España, y la provincia de Alicante no es una excepción. Y esta situación aboca al cierre de turnos este verano en algunos negocios. Para el Ministerio de Trabajo, la respuesta es clara: pagadles más. Unas declaraciones que no han sentado bien entre los hosteleros, quienes aseguran que la falta de profesionales en el sector tiene causas más profundas y consecuencias inciertas. "Estamos viendo que el problema no es el dinero. El sueldo de un camarero en Benidorm es de unos 1.200 euros netos al mes. Además, hay mucha propina, especialmente con los ingleses. Cada camarero se lleva unos 300 euros más al mes", asegura Alex Fratini, portavoz de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Benidorm (Abreca). Fratini calcula que, solo en Benidorm, se necesitan 6.000 camareros, de los que esperan poder encontrar a la mitad antes de verano.

En la misma línea se manifiestan también desde la Asociación de Restaurantes de Alicante (ARA): "El problema es para analizarlo largo y tendido, decir que es por los sueldos sería quedarnos en la primera capa de la cebolla. Es mentira que, como aseguran desde el Ministerio de Trabajo, si se paga más se acaba el problema", asegura César Anca, su presidente. "Hay malestar por estas declaraciones. Es cierto que hay malos empresarios, pero no todos somos así", apunta Anca.

El problema no es el dinero, un camarero en Benidorm gana 1.200 euros netos más 300 en propinas.

Alex Fratini . Portavoz de Abreca

Mar Valera, portavoz de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante (Apeha), se muestra más crítica con los trabajadores: "El problema, por una parte, es que la gente no tiene ganas de trabajar, en especial los fines de semana y, por otra, que es difícil encontrar gente formada". La primera consecuencia para muchos locales, según Abreca y Apeha, podría ser el cierre de algunos turnos: "Hay una parte que no se va a solucionar y tendremos que apañarnos con lo que hay. Algunos comercios ya están cerrando un día cuando, normalmente, desde Semana Santa no se cierra ninguno. Esta será la solución, reducir horarios y aperturas, no hay otra", comenta Fratini. Valera apunta que, si la gente no quiere trabajar el fin de semana, "habrá que cerrar" y asegura que "es necesario cambiar la mentalidad".

Si la gente no quiere trabajar el fin de semana, habrá que cerrar. Es necesario cambiar la mentalidad.

Mar Valera . Portavoz de Apeha

Los trabajadores se defienden y apuntan a que el problema no son los horarios, sino que se acaba trabajando más horas de las firmadas. Es el caso de Patricia, una estudiante de 23 años que no se plantea volver a ser camarera: "Los horarios son imposibles porque siempre se trabajan más horas de las firmadas y las horas extra están mal remuneradas". También el de Eloy, que ahora trabaja en marketing: "La contratos tienen mucha precariedad y las jornadas suelen ser de 12 horas. Además, hay muchos empresarios sin experiencia con los que es difícil trabajar", señala.

Las asociaciones patronales, sin embargo, apoyan estas críticas: "En nuestra asociación combatimos muy fuerte el intrusismo porque pensamos que hay que cumplir la ley. Quien no la cumple nos hace competencia desleal y nosotros vamos contra ellos. Quienes vienen sin experiencia a nuestro sector bajan el precio a la mitad porque no hacen contratos, pero para nosotros ellos no son parte del sector, son enemigos de Abreca. El problema es que la gente pone a todos en el mismo saco", se queja Fratini. Un malestar que comparten desde ARA: "Es cierto que hay malos empresarios que pagan mal e incluso explotan, pero no todos somos así. Genera malestar que traten a todos por igual. De hecho, los trabajadores de hostelería de los paradores son funcionarios, y hasta en los paradores tienen problema para encontrar gente", asegura Anca.

Profesión refugio

"Cuando otros sectores se activan tenemos carencia, trabajar en sala es un refugio", asegura Anca. "Mucha gente está de manera temporal. En los treinta años que llevo trabajando en la hostelería siempre ha habido problemas de personal. Cuando sucedió la crisis del ladrillo, fuimos el refugio de la construcción; cuando bajó el sector de la industria, lo mismo; si llega un inmigrante, también vendrá a nuestro sector; el que está estudiando y trabajando con nosotros, no piensa dedicarse a esto. El problema es que todos están de manera temporal y quieren volver a su sector", comenta el presidente de ARA. Un análisis que comparten en Abreca y Apeha: "Siempre hemos tenido un problema de empleo entre Semana Santa y verano porque los estudiantes están de exámenes", apunta Fratini. Valera, además, asegura que esta situación genera un problema a la hora de encontrar a gente con formación, un problema en el que también ahonda Anca: "La mayoría de personas están poco formadas y, además, no quieren formarse más".

Tenemos que hacer una revolución en la hostelería. Si no, ser camarero seguirá siendo la profesión refugio de otros sectores.

César Anca . Presidente de ARA

El presidente de ARA señala que hay que poner en valor al profesional de sala: "Se menosprecia al camarero. Todo el mundo considera que puede ser camarero y no es así. Un trabajador bien formado, con idiomas y que sepa de asuntos como enología o técnicas de venta no es cualquier cosa". El cocinero alicantino, además, habla de realizar una "revolución" en el sector: "Tenemos que hacer una revolución en la hostelería, como se hizo con los cocineros. Si no, ser camarero seguirá siendo la profesión refugio cuando haya crisis en otros sectores, pero nadie se querrá dedicar en una sala porque diga 'a mí me mola esto'".

Soluciones

"Mucha gente se fue con los ERTE y ahora no puede volver porque no puede pagar el alquiler", señala Fratini que, sin embargo, asegura que las condiciones de los horarios son inamovibles: "Necesitamos, sobre todo, gente en noches y fines de semana". Los tres hosteleros coinciden en que la nueva generación de jóvenes ha cambiado su mentalidad, en especial desde la pandemia, y que ahora valoran más su calidad de vida. Sin embargo, también coinciden en que los horarios no pueden cambiar porque la hostelería refuerza su actividad cuando "la mayoría de gente no trabaja".

Para Anca, la clave pasa por poner en valor a los camareros, e incluso ligar la formación y cualificación profesional a los salarios: "Para tener mejores profesionales se debería de hacer una gran reforma. Se considera igual una terraza de verano, un restaurante gastronómico y una sala de banquetes; cuando son espacios con necesidades y características diferentes". El cocinero alicantino considera que, ligando salario y cualificación profesional como se hace en otros sectores, se pondría en valor a los camareros como se hizo con los cocineros: "El sector tiene que exigir y pedir una profesionalización de la sala, como ya se hizo con la cocina. Asumimos que no cualquiera vale para los fogones y que hay que tener una formación continua, y en sala debería ser igual". Además, apunta: "Saber cortar jamón o tener conocimientos de vino debería de hacer que el salario aumentara".

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