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El Ingeniero Informático, Ignasi Belda, en la Universidad de AlicanteAlex Dominguez

Inteligencia Artificial contra el cáncer y como médico de cabecera

El Ingeniero Informático, Ignasi Belda, acerca desde la Universidad de Alicante el empleo de la IA como herramienta terapéutica

La Inteligencia Artificial nos puede ayudar a ser más efectivos contra el cáncer, e incluso a que la medicina de cabecera llegue a todos los rincones del mundo a través simplemente de un ordenador. El Ingeniero Informático y doctor en IA, Ignasi Belda, natural de Cocentaina y formado en la Ramón Llull y la Politécnica de Cataluña, participa desde su experiencia en el curso de la Universidad de Alicante para divulgar la Ciencia y acercar las nuevas tecnologías como herramientas terapéuticas.

“La inteligencia artificial (IA) puede ayudar mucho a saber cómo mata un fármaco a las células tumorales para precisar su acción de futuro”. Ignasi Belda es rotundo. Especialista en Inteligencia Artificial aplicada al diseño de fármacos, destaca que en realidad la IA es como una caja de herramientas que se puede aplicar en muchísimos ámbitos, tal y como ya percibimos en la actualidad que sucede desde la conducción automática a la publicidad online a diario.

Diseño

De la misma manera, favorece tanto el diseño como el descubrimiento de nuevos fármacos y vacunas, en el sentido más amplio. “Viene a ser un saco de herramientas terapéuticas para el ser humano”, añade.

Y así es como la emplea este profesional en la gestión de las ciencias de la vida, cofundador y presidente de Twenty50, además de consejero delegado (CEO) de MiWendo Solutions.

El diseño y el descubrimiento, explica, vienen a ser dos caras de la misma moneda. En el caso de la aspirina fue una cuestión por ejemplo de diseño y en el de la penicilina, su descubrimiento. Pero recalca que la inteligencia artificial, en cualquier caso, aborda todo el espectro.

Oncología

En el terreno de la oncología, cuyo impacto social es tan importante, Belda confiesa que es más habitual el descubrimiento que el diseño, porque lo que más interesa en este caso es ese fármaco extraído a partir de las plantas o del fondo del mar, que puede multiplicar su precisión con el desarrollo de la inteligencia artificial para matar las células oncológicas.

Y es que una vez que se conoce el mecanismo de acción “se pueden saber muchas más cosas y usar la estrategia terapéutica”, abunda.

Empleando la inteligencia artificial de una forma intensiva también se identifican las denominadas “dianas terapéuticas”, de forma que el fármaco o vacuna de que se trate actúa como la flecha a disparar en la diana, que es la que define la Inteligencia Artificial para poder frenar las células malignas y sólo esas.

El plus que aporta la inteligencia artificial es saber cuál es la diana en cada caso, permite un avance mucho más acelerado hacia resultados óptimos porque su precisión favorece, por ejemplo, determinar la diana del virus sobre el que actuar con una vacuna, como ha sucedido en el caso del covid.

Watson

Belda expone otros ejemplos de avances significativos para la salud gracias a la inteligencia artificial, como el conocido como Watson IBM, la primera máquina de la historia que ha superado el test de humanidad de un ordenador y se ha incorporado ya como uno más de nosotros, pero con plenos conocimientos de la medicina familiar.

A este ordenador se le ha entrenado como médico de cabecera y los resultados le acreditan al 93%. “Es un gran avance sobre todo por el hito intelectual que supone, al multiplicar la medicina de excelencia”, destaca este experto.

Watson, fruto de la inteligencia artificial, consigue expandir la atención médica por todo el mundo, porque su software podrá estar en Singapur pero con un ordenador que cualquier rincón del mundo, actúa a modo de consulta de cabecera. Belda abunda que en presencia de otro profesional, como puede ser una enfermera que será la que tome la tensión o lleve a cabo lo que indique la máquina en cada caso.

“Lo básico” a nivel de medicina familiar, ya lo puede hacer la máquina “y los médicos se podrán dedicar a investigar y avanzar más en otras tareas terapéuticas donde se puede mejorar mucho” sugiere.

“Los ingenieros informáticos -concluye- siempre intentamos trabajar en sistemas que como mínimo sean explicables” para que las máquinas den el resultado que se espera de ellas, pero siempre desde un control, sin olvidar la ética, porque como concreta Belda, la intuición o los prejuicios son necesarios para la vida humana y a las máquinas, que llegan también a estos niveles de humanidad, hay que controlarlas.

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