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Sanidad emplea la inteligencia artificial para diagnosticar enfermedades que están ocultas

El laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital de Sant Joan detecta, a través de las analíticas que encargan los médicos de familia, dolencias como diabetes o niveles bajos de magnesio

Imagen del laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital de Sant Joan ALEX DOMINGUEZ

La inteligencia artificial cada vez tiene más aplicaciones en el campo de la sanidad. En la provincia de Alicante, por ejemplo, está permitiendo ya detectar enfermedades ocultas a través de las analíticas que a diario piden los médicos de familia.

El proyecto lo desarrolla el área de Análisis Clínicos del Hospital de Sant Joan y podría extenderse a otros centros sanitarios. En los últimos años, este servicio ha pasado a convertirse en un laboratorio activo, gracias al potencial que ofrece la inteligencia artificial, que permite manejar en tiempo récord miles de datos. Por este laboratorio pasan a diario las muestras de sangre de un millar de pacientes procedentes de los centros de salud, un diamante en bruto para encontrar enfermedades que hasta ahora no han dado la cara.

«Nosotros no nos quedamos sentados esperando a lo que los médicos nos piden», señala María Salinas, jefa de Análisis Clínicos del Hospital de Sant Joan. A través de sofisticados algoritmos, la colaboración con médicos de otras especialidades y la revisión constante de las guías clínicas, en este laboratorio se han especializado en introducir pruebas adicionales a las que piden los médicos de familia para hallar enfermedades que no han sido diagnosticadas hasta el momento. Así, detectan cada año una media de 250 casos de diferentes dolencias.

Entre las estrategias que más éxito tienen destaca la encaminada a detectar casos de hiperparatiroidismo primario, una enfermedad que provoca un exceso de calcio en sangre, del que se pueden derivar varios problemas de salud, entre ellos la rotura de huesos. «Diagnosticar esta dolencia es muy sencillo, añadimos la prueba del calcio en las analíticas de las personas mayores de 45 años si no se le ha hecho la prueba en los últimos tres años». Sencillo y económico. «El coste de cada reactivo son 26 euros. Nada comparado con lo que puede suponer tratar una cadera rota», sostiene María Salinas.

Con esta misma idea de trabajo, se están detectando casos de pacientes con déficit de vitamina B12, una alteración que puede provocar daños neurológicos si se prolonga en el tiempo. «Sospechamos de este déficit cuando el paciente está en tratamiento crónico con Omeprazol o cuando en las analíticas vemos que los glóbulos rojos tienen un tamaño más grande del habitual».

También se han especializado en detectar niveles bajos de magnesio, que de mantenerse en el tiempo pueden dar lugar a arritmias cardiovasculares.

Esta forma tan revolucionaria de trabajar está teniendo repercusión a nivel internacional, con la aparición de publicaciones en revistas de alto impacto y el reconocimiento de diferentes sociedades científicas. Recientemente, María Salinas y Francisco Pomares, endocrinólogo del Hospital de Sant Joan, han sido galardonados con el premio Univants of Healthcare Excellence Award por su protocolo para la detección de la diabetes a través de algoritmos. «Cuando la glucosa sale elevada en las analíticas, pedimos que se analice la hemoglobina glicosilada, una prueba que indica cómo están los niveles de glucosa en los tres meses anteriores». Detectar la diabetes a tiempo, evita un sinfín de problemas a largo plazo en los enfermos y ahorra un enorme gasto sanitario al sistema. El coste de la prueba son 11 euros por persona.

También días atrás, los profesionales del hospital de Sant Joan han recibido la mención de honor de la Asociación Americana de Laboratorios Clínicos, uno de los reconocimientos más importantes de mundo en este especialidad, por su trabajo más reciente sobre el mieloma múltiple. El proyecto premiado ha conseguido adelantar el diagnostico de mieloma múltiple a sólo 16 días tras la primera alteración de la analítica, un plazo muy inferior al habitual, por lo general por encima de los 100 días. Para detectar y adelantar el diagnostico del mieloma múltiple, los profesionales aprovechan una prueba de laboratorio, denominada proteínas totales, que refleja por primera vez que los indicadores de la enfermedad están elevados. Si el estudio arroja que esos indicadores están efectivamente elevados, los resultados se registran y se procesan automáticamente con una serie de marcadores bioquímicos específicos para el mieloma. Si esta segunda prueba da positiva, se eleva una recomendación de estudio a Hematología, la especialidad que se encarga de esta patología.

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