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Todo es arte

Suelto de lengua

Todo es arte

La pasión del público por el arte moderno parece no tener fin, como lo demuestran los nuevos museos que se siguen inaugurando en los lugares más insospechados del planeta. Para un millonario de hoy, no hay mejor símbolo de estatus que poseer una colección de arte contemporáneo. Esto hace tiempo que lo descubrieron las casas de subastas que ahora han dado un paso mas y así, junto a un Rothko o un Van Gogh, uno puede pujar por el Ferrari con el que Michael Schumacher ganó el campeonato del mundo en 2001. Todo es arte. Nada nuevo, en el fondo, si recordamos que el Guggenheim ya mostró hace años una antológica de Giorgio Armani, y nuestro IVAM las creaciones del peluquero Tono Sanmartín.

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