La traductora oculta de Rushdie

Fernando Parra. información

Fernando Parra. información / poreduardoboix

Eduardo Boix

Ninguna patria, bandera ni pensamiento religioso merecen la muerte de un hombre. Si esto ocurre es que estamos fallando como sociedad. Creo que todo el mundo civilizado y demócrata estaría de acuerdo con esta afirmación. Una vida humana es tan valiosa que arrebatarla no solo es un crimen, sino una monstruosidad con todas las letras. No todas las sociedades piensan así. Todavía quedan culturas donde la vida no vale nada, como cantaba el recién fallecido Pablo Milanés, lugares donde blasfemar, amar a una persona del mismo sexo, donde la alegría o el gozo se pagan con la pena de muerte. El ensañamiento con el diferente es el buque insignia en países donde la represión es diaria, en culturas que, o han perdido o el rumbo o nunca lo tuvieron. Las artes son la salvación ante la barbarie y los totalitarismos. Mientras haya pintores, músicos, actores o escritores, estaremos a salvo de la quema, del desastre y del hundimiento. Ante todo, una sociedad democrática debe ser plural y acoger todas las ideas, aunque sean descabelladas, y confrontarlas para poder llegar a acuerdos.

Las cinco vidas del traductor Miranda, de Fernando Parra Nogueras, publicado por la editorial madrileña Funambulista con una nota del editor Max Lacruz, hijo del gran Mario Lacruz, editor de la edición española Los versos satánicos de Salman Rushdie, y prólogo del propio Fernando, que nos aclara los avatares que le llevaron, en un momento dado, a pensar en la no publicación de la novela. Menos mal que Parra Nogueras ha logrado sacar a la luz la novela que García Márquez no llegó a escribir. Esta novela muestra de forma fabulada los designios de tres personajes vinculados al libro de Rushdie: el supuesto traductor, que se hizo llamar J. L. Miranda (siempre se ha sospechado que se trata de una mujer que ya falleció); el propio Salman bajo la identidad y el disfraz de Joseph Anton; y un islamista radical cuyo fin es acabar con el escritor. Con estos mimbres, Parra construye una novela en torno a la libertad de expresión, la culpa, el miedo y la identidad.

Parra Nogueras nos ha vuelto a sorprender. Una de las características del autor tarraconense afincado en Alicante es que no se acomoda. Busca siempre nuevos horizontes narrativos, como ya lo demostró tanto en su debut, Persianas, publicado en la misma editorial, como en el segundo libro, El antropoide, publicado por Candaya. Es muy importante el lenguaje en la obra de Fernando, es un personaje más de la misma. La construcción de su obra sienta las bases en la lengua, transitan las acciones bajo ese prisma. Hay cierta tradición borgiana en esto. La palabra es una brújula que nos va llevando, como ocurre en el alfabeto hebreo, en el que cada letra tiene una acción o intención que puede llevar a una emoción. Como ocurrió en su Persianas, Parra Nogueras juega también con las formas. Lo mismo usa el monólogo como analiza las situaciones o juega con supuestas cartas. Esto le permite dotar a la novela de diferentes visiones, prismas que le ayudan al lector a comprender la historia como el conjunto poliédrico que es.

Las cinco vidas del traductor Miranda sorprende en un principio porque parece que estamos ante una novela negra, pero es algo real. Fernando nos sumerge en el fanatismo y el miedo con gran maestría. Es horrible lo que ha tenido que vivir Rushdie a lo largo de tantos años, y que culminó en el fatal atentado perpetrado por un fanático el pasado 12 de agosto de 2022. Esto hizo que Fernando dudara si sacar a la luz la obra por miedo a ser tratado de oportunista, menos mal que algunos escritores y escritoras le convencieron para lo contrario, si no, hubiéramos perdido todos la oportunidad de su lectura. Parra Nogueras tenía en un cajón esta obra, por lo menos, dos años, con lo que fue el azar y la sinrazón los que produjeron la fatal coincidencia.

A los de nuestra generación, tanto la de Parra como la mía, tal vez nos hayan obsesionado cosas muy parecidas, y la fetua que sufrió Rushdie creo que fue una de ellas. En aquella época éramos unos niños y veíamos aquello como una fábula. No alcanzábamos a comprender qué ocurría, cómo a un hombre le podían amenazar por escribir un libro. Tal vez aquello ha influido en la obra de Parra Nogueras, porque busca la verdad en cada libro, pero no la verdad de un personaje, sino la verdad de Machado: «¿Tu verdad? No, la verdad; /y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela». Esa es la literatura de Parra, la que busca la verdad en cada frase, en cada palabra, porque está muy elegido cada vocablo, cada fraseo, generando un ritmo interno.

Con Las cinco vidas del traductor Miranda Parra ha alcanzado el cénit. Los que le leemos estamos firmemente convencidos de que no se va a quedar aquí. Explorará otras formas de narrar, pero siempre con la palabra por delante. Fernando no se va a acomodar en un solo sitio, es un explorador de la literatura, un tallador de piedras buscando la excelencia. Con este tercer libro Fernando Parra Nogueras nos ha vuelto a demostrar una gran solvencia como narrador. Esperamos su próxima obra con la misma sorpresa que hemos recibido esta.