Pese a que han pasado ya casi 90 años desde la anexión de Villafranqueza a Alicante, resulta curioso que aún quede gente que desconozca este hecho y siga pensando que se trata de un municipio independiente. Pero la realidad es que El Palamó se unió a Alicante 1932 tal y como nos cuenta Vicente Fillol y Enrique Cerdán Tato en la Memoria del IV Centenario de la Fundación de Villafranqueza.

Sirviéndonos de los libros de Plenos y Comisiones de Gobierno de 1931 y 1932 que se conservan en el Archivo Municipal de Alicante reconstruiremos cómo fueron los últimos meses de independencia de Villafranqueza, administrativamente hablando. Este hecho coincidirá con un momento histórico en la Historia de España: la proclamación de la II República.

El 15 de abril de 1931, en sesión extraordinaria se procedió a la constitución del primer Ayuntamiento republicano palamonero. Al contrario que en otros municipios, asistió el alcalde saliente, el monárquico Antonio Guijarro. Resultó elegido alcalde con ocho votos contra uno Antonio Maciá Segarra. Uno de los primeros temas tratados por la Corporación fue, cómo no, el cambio de nombre de varias vías públicas: Plaza de la Constitución por Fermín Galán y García Hernández; Reina Victoria por Pablo Iglesias (hoy José Guijarro Lledó); Calvario por Mártires de la Libertad y, por último, San Vicente por Marcelino Domingo.

La elección del nombre del ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo quizás no fue casual. En la reunión del 15 de junio se aprobó entregar en mano al ministro una carta con las necesidades de Villafranqueza aprovechando su visita a Alicante. Dos meses antes, el 24 de abril, la Inspectora Provincial de Primera Enseñanza, Guadalupe Delgado, había anunciado en el Salón de Plenos la creación de un grupo escolar en Villafranqueza reducido al mínimo, algo que satisfizo a la Corporación. Y es que el pueblo necesitaba las escuelas hasta tal punto que se barajó en dos ocasiones instalarlas en la ermita.

En 1924 se había firmado el contrato con Aguas de Alicante para traer las aguas potables desde El Clot. El Ayuntamiento de la República revisó el reglamento y avisó a la compañía que el consumo de agua de la fuente del Barrio de la Ereta correspondía por contrato a la empresa suministradora. Solicitó además una nueva fuente para la calle Federico Clemente (hoy, Relleu) y rescindió el uso de las balsas del Ebro y de la mina La Lealtad, la cual se encontraba en buen estado pero necesitada de un motor. Apremiado por la falta de dinero, el Ayuntamiento acordó limpiar las balsas y poner en venta el agua al mismo precio que la del Joncaret.

Se trató la destitución por unanimidad del alguacil José Antonio Guijarro Lledó por dejación de funciones, loas a la dictadura, propaganda política contra la República, irregularidades en el cobro de impuestos y desobedecer las órdenes de alcalde y concejales. Se nombró interinamente a José Torregrosa Guijarro. Pero al no haberse realizado el oportuno expediente, el gobernador civil ordenó la readmisión del primero. El Consistorio no cejó en su empeño e inició expediente de destitución.

El asunto de la plaza de médico titular figuró en casi todas las reuniones. Tras varias quejas vecinales por abandono de su puesto, Francisco Llorca dimitió, siendo nombrado interinamente Pedro Cabello. El 26 de septiembre de 1931, pese a ser nombrado Juan Gomis para la plaza en propiedad, el alcalde se negó a darle posesión por orden verbal del inspector provincial de Sanidad, hecho que sorprendió a los concejales ya que nada había por escrito y nada sabían del tema. El enfrentamiento con el alcalde acabó tiempo después con la dimisión de varios regidores. Al final, el gobernador civil nombró a Jorge Mateo Serrano para la plaza de médico en propiedad por tener más antigüedad y el Doctor Juan Gomis llevó el asunto ante los tribunales. El Consistorio no se personó en la causa por carecer de fondos, y seguramente por estar cercana, ya en 1932, la anexión.

El 12 de julio de 1931 se informó a los regidores que, tras la reunión con el presidente de la Diputación Franklin Albricias, se había recibido con agrado el compromiso del mismo para tratar «con todo interés» la llegada del tranvía al Palamó.

Asuntos como el teléfono, aceras, local para la pescadería, el referéndum de anexión, un nuevo cementerio, la procesión de los Mártires de la Libertad o el cobro del alquiler de la Casa Abadía al cura fueron tratados en las comisiones permanentes hasta el día 21 de abril de 1932, fecha de la última reunión antes de hacerse oficial la anexión en la Gaceta de Madrid siete días después

En las últimas sesiones, el Ayuntamiento dejó varios cargos públicos en interinidad, y comenzó a dejar pasar los asuntos de interés como ya hemos visto, confiando en que Alicante les daría buen fin. Pecaron de optimistas.