Mientras las autoridades ucranianas le buscaban en Rusia, Yurly Kolobov permanecía afincado en la urbanización de lujo Altea Hills desde el pasado mes de agosto, según las sospechas de la Guardia Civil. El exministro de Finanzas ocupaba hasta tres chalés del suntuoso complejo privado: dos inmuebles que se encontraban unidos estaban destinados para él y para su familia; mientras que el tercero, situado frente a los otros dos, alojaba a las personas que se encargaban de su protección personal o de otro tipo de servicios, indicaron las mismas fuentes.
Un lugar tranquilo donde pasar desapercibido en el corazón de la Sierra de Bernia y donde cada vez residen mayor número de personas rusas o, como en el caso de Kolobov y su familia, de algunas de las repúblicas que formaron parte de la extinta Unión Soviética. Los servicios de seguridad que tiene el complejo, para evitar asaltos a las viviendas, garantizan que no se produzcan visitas indeseadas. Cada intruso que no resida allí debe identificarse antes de entrar, mientras que las calles del complejo están controladas por cámaras de seguridad. Fuentes de la Benemérita indicaron que una vez adquirido el avituallamiento, una persona puede pasar largas temporadas allí encerrado en su vivienda, sin tener necesidad de salir a la calle y que, por lo tanto, pueda ser reconocido. Quien resida allí con total normalidad, aclimatado a la rutina de la urbanización, no generará las sospechas del resto de los vecinos.
Sin embargo, la Guardia Civil había detectado desde hacía varias semanas la presencia de Kolobov en Altea. Algunas fuentes precisaron que sus movimientos estaban siendo controlados desde entonces por las Fuerzas de Seguridad que estaban esperando el momento para ir a detenerlo.
