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La Vila restaurará la Villa Giacomina para devolverle su aspecto original

- La inmensa casa, ahora en ruinas, recuperará su pavimentos y azulejos, además de la torre o la amplia terraza - Patrimonio empieza las primeras catas y recogida de muestras para el proyecto

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La Vila restaurará la Villa Giacomina para devolverle su aspecto original

Una inmensa casa corona una de las colinas de la Malladeta. El paso del tiempo ha hecho mella en sus muros y poco queda de aquella vivienda que lució su esplendor el siglo pasado. Es la Villa Giacomina, una de las joyas arquitectónicas de La Vila Joiosa que está en ruinas. Pero podría ser por poco tiempo; porque el proyecto para devolverle su aspecto original está ya sobre la mesa tras años de trabajo para conocer cómo era este lugar único.

Personal de Patrimonio recoge muestras del interior del palacete para su reconstrucción. | DAVID REVENGA

La historia de esta villa es larga y arranca con Alfonso Esquerdo Iborra, sobrino del conocido doctor José María Esquerdo, quien emigró a trabajar a Argentina en 1898. Allí enviuda de una primera esposa con la que tuvo tres hijos. En 1904 se volvió a casar con la hija de un importante constructor, especializado en construir hospitales, que pertenecía a la masonería como el propio Alfonso. Su nombre era Giacomina Bellani de Borgi. Cuando regresan a España, convierten la casa de la Malladeta en su hogar. De ahí el nombre de Villa Giacomina.

Estado actual de la vivienda. David Revenga

El inmueble se construyó en 1920 y por él pasaron personajes ilustres como Blasco Ibáñez. Pero Esquerdo Iborra muere dos años después. Su mujer decide entonces volver a Argentina. El palacete, por tanto, sirvió poco tiempo de morada del matrimonio pero por ella pasaron otros personajes de la historia.

Al final de la Guerra Civil, el Ayuntamiento alojó allí al Dr. Bastos, célebre traumatólogo jefe del hospital de guerra Sueco-Noruego de Alcoy, que tras los bombardeos se trasladó con esa sección del hospital a La Vila, donde al acabar la guerra fue detenido para ser duramente represaliado. El presidente del gobierno Negrín lo visitó en la Villa Giacomina en 1939 poco antes de partir al exilio, pero Bastos prefirió quedarse en su puesto en La Vila Joiosa hasta el final. Tras el fin de la guerra, la división italiana Littorio, que tomó La Vila Joiosa para el bando franquista, ocupó un tiempo la casa y causó los primeros desperfectos. Su abandono se agravó desde los años 60 y ha sufrido un auténtico ocaso que se refleja en sus muros.

La torre apenas está en pie tras un fuerte temporal de lluvia en 2019, no existe el tejado en ninguna parte y solo se mantienen en pie las paredes. La vegetación ha llenado las estancias y poco queda a la vista de los azulejos o pavimentos originales.

Cómo era en 1920 (Foto cedida por Alejandra Puchuri Esquerdo).

Pero la historia va a cambiar. Esa es la intención del Ayuntamiento junto a Vilamuseu, el museo vilero, quien lleva años de trabajo de documentación, como la fotogrametría. Pero también un estudio diagnóstico de los daños de la estructura por el Grupo de Investigación en Restauración Arquitectónica de la Universidad de Alicante; un levantamiento topográfico por el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia o la investigación documental realizada por el Archivo Municipal y el propio museo.

Con todo ello, la restauración prácticamente integral de la Villa Giacomina está más cerca. De hecho se está redactando ya el proyecto y esta misma semana han comenzado los trabajos preliminares por personal de Patrimonio Histórico con recogida de muestras y limpieza de la zona. La actuación prevista contempla la recuperación del aspecto original basándose rigurosamente en las muestras que se recuperen del enlucido de las estancias y del suelo durante los trabajos preliminares; pero también en la documentación histórica realizada por Patrimonio Histórico. El concejal de este área, Xente Sebastià, explicó que «el deterioro se da por haber estado expuesta al uso público durante muchos años sin que se realizasen labores para su mantenimiento y conservación». La actuación estimada cuenta con un presupuesto de 850.000 euros para la redacción, ejecución y dirección del proyecto de restauración. Se prevé que las obras se iniciarán a finales de este año.

Su abandono se agravó desde los años 60 y la torre apenas está en pie tras un fuerte temporal en 2019



Pero, ¿cómo era la Villa Giacomina? Pues para empezar, los símbolos masónicos son evidentes en varios lugares del edificio, por ejemplo el pavimento de la entrada, un suelo «hidráulico ajedrezado que es muy característico de la simbología masónica que simboliza la unión de razas», explicó el director de Vilamuseu, Antonio Espinosa. En su exterior, una bella decoración basada en la arquitectura medieval de las tres religiones del Libro (islámica, cristiana y hebrea). La vivienda, según Espinosa, cuenta con una cocina y despensa; trece habitaciones; un gran patio; una cochera; y la torre. Pero también una amplia terraza alrededor del edificio o zonas ajardinadas. Y todo ello es lo que se va a reconstruir. Aunque la distribución interior podría modificarse ya que la intención es darle un uso público en el futuro.

La actuación tiene un presupuesto estimado de 850.000 euros y las obras podrían arrancar a finales de 2022

Los trabajos preliminares han permitido recuperar trozos de varios tipos de azulejos y pavimentos: «En 1920 los azulejos eran aún modernistas y de estilo valenciano». Se está documentando «habitación por habitación» y recogiendo muestras que luego servirán para reproducir esos azulejos y suelos. El proyecto es ambicioso ya que incluye recuperar la vivienda prácticamente como estaba originalmente, tanto en el interior como el exterior, teniendo en cuenta que muchas partes han desaparecido. Sin embargo, el empeño es inmenso en que está joya arquitectónica vuelva a lucir como hace más de 100 años.

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