Si no expresas tus necesidades será bien complicado que tu entorno sepa cómo hacerte la vida más fácil. La autosuficiencia es un rol difícil de mantener durante mucho tiempo sin que ello te traiga sufrimiento y un desgaste innecesario.

Nadie somos adivinos ni nadie sabemos bien qué es lo que pasa por tu cabeza, así que si no pides lo que necesitas para ser feliz, difícilmente los demás podremos comprender cómo hacer que te sientas bien.

Desde luego para pedir primero has de cumplir con la premisa de dar. Pero tendrás que aprender a dar sin vaciarte, para eso primero tienes que saber llenarte. Muchos por el afán de sentirse altruistas, poco egoístas y buenas personas creen que dar sin medida es la solución. Efectivamente dar sin medida es el ideal de una vida puesta al servicio de los demás, pero para poder dar sin medida hay que cubrir también una serie de necesidades afectivas, materiales, personales, que solo tú sabes cuáles han de ser. Si se da el caso de que no conoces esas necesidades, te invito a que te pongas manos a la obra con papel y boli hasta que hagas una lista bien larga de lo que precisas para ser feliz.

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¿Pides?

¿Qué pasaría si pidieras a las claras lo que esperas de tu pareja, lo que quieres de tus hijos, los que necesitas de la empresa en la que trabajas, de tus compañeros o de tu jefe? ¿tú pides?, ¿te desnudas de inhibiciones y te valoras lo suficiente como para pedir aquello necesario para poder estar bien?

Únicamente estando bien contigo mismo serás capaz de darte con calidad hacia los demás, así es que sería interesante que te entrenases en el pedir.

Pedir bien, dista mucho de ser un pedigüeño, una víctima egoísta que solo piensa en recibir, pues este estado es un estado de debilidad anímica que no te llevará muy lejos y no creará una relación sana con tu entorno.

Pedir se ha de hacer con educación, con calma, con amor, sin insistencia, preguntándole al otro qué es lo que él requiere para poder llegar así a un consenso que equilibre la balanza. No siempre el equilibrio se puede dar, hoy yo te doy y quizá tu no me puedas dar, o quizá tu me das y otra persona o la vida te lo devuelve por otra vía, pero lo importante es saber qué requiero para sentirme bien con mi entorno. Dar y luego pedir.

Si no pides no harás más que quejarte de que nadie te apoya, nadie te da, nadie se preocupa por ti. ¿Acaso tú les has planteado qué apoyo necesitas, qué quieres que te den y de qué deseas que se ocupen?

Muchas parejas fracasan porque no piden lo que requieren para ser felices, piensan que el otro es un adivino o que las cosas son obvias. Cuidado, lo que para ti es de sentido común para el otro puede estar muy lejos de serlo.

Otra manera de pedir

También resulta muy interesante pedirle a la vida, a la Fuente, porque cuando uno pide pone palabras y emoción a lo que verdaderamente necesita, y si pides bien, si pides desde el corazón, algo al otro lado de no se sabe qué te percibe y esa vibración hace que en ti algo cambie. Solo el hecho de pedir ya te pone en la disposición de recibir, porque lanzas un objetivo al éter y en ti algo ya ha cambiado, esa fe que pones en el pedir, por sí misma, ya te puede dar la energía necesaria para acercarte a tu meta.

Pedir es de valientes

Pedir es un acto de apertura y pedir ayuda en realidad es un acto de valentía pues te abres y demuestras tu vulnerabilidad.

Somos seres meramente sociales, necesitamos del otro, por tanto cuanto mejor engrasado esté tu sistema social con mayor fluidez llegara a tu vida lo que precisas. Cuando necesites ayuda, pídela, a quien sea, igual que tú estás dispuesto a ayudar a los demás, los demás también quieren ayudarte. Deja esa fachada de persona autosuficiente que no quiere molestar a nadie, que no quiere intoxicar a nadie con sus preocupaciones, deja el orgullo aparcado y verás que una vida de ayuda mutua es una vida equilibrada y en conexión con la Fuente. Dar, recibir, pedir, preguntar, ofrecer, ayudar, son verbos bilaterales que te enriquecen como animal social.

Pide por esa boquita y te darás cuenta de que hay mucha gente a tu alrededor que está deseando ponerse a tu servicio porque cree en ti y sabe que solo te falta decidir que tú también tienes derecho a ser feliz. Pide y se te dará. Manera 31 de conectarse a la fuente: Pide.