El día en que comprendas que tú no te perteneces tu vida se llenará de sentido. Ni tú te perteneces ni nada te pertenece pues venimos de paso y nada nos llevamos.

El ensimismamiento que te mantiene atado a quien crees ser es el responsable de que en múltiples ocasiones tu vida te parezca triste, frustrante y alejada de la paz.

¿De dónde surge ese ruido de fondo que te persigue día y noche, ese zumbido de abejorro que no cesa? Es el malestar producido por tu incapacidad de entrega a la vida. Y para entregarte por completo a la vida has de aprender a entregarte a los demás.

Para que tu entrega sea fructífera primero has de saber cultivar tu huerto. Has de obtener frutos que poder ofrecer. Una persona que no está cultivada, que no ha pasado por ciertas experiencias purificadoras, que no sabe muy bien quién es y a qué se enfrenta, es posible que no se pueda entregar, pues desde la inconsciencia la entrega es vacua.

Cultiva tu jardín, pero no te quedes con el fruto pues no es tuyo. Has venido a ofrendar ese fruto. El sentido de la vida comienza a brillar ante ti en el preciso momento en que se produce el simple acto de la entrega. Mójate y atraviesa el río.

Image by Merve Ozaslan

No te escaquees

El desprendimiento de sí mismo es una de las más altas lecciones que el hombre puede aprender. Hay demasiadas personas que hasta su último suspiro no comprenden que el misterio de la vida consiste en regalarla.

Si hay algo en ti que siente verdadero esto que ahora escribo te animo a no escaquearte (como dice mi sabia amiga Cris Parga). No te escaquees, ¿a qué juegas? ¿A vivir una vida virtual basada en meras intenciones? Sabes que esto no es el ensayo general, esto es la función. Siempre te va a doler más escaquearte que hacer lo que has venido a hacer.

En resumen, seguramente lo que has de hacer es crecer, conocerte, aceptarte, quererte y tomar mayor consciencia sobre lo que la vida es. Y todo ello, bien mezclado, ponerlo al servicio de los demás. No hay más, no hay menos.

Siendo realistas superar el egoísmo es una tarea ardua, sobre todo con los valores hediondos que la cultura de masas expande a diestro y siniestro. Valores que de seguir así acabarán con la humanidad y con el planeta.

Superar el ‘yocentrismo’ es un trabajo diario en el que comienzas por reconocer que tienes miedo a perderte, que te sientes amenazado, que te da pavor disolverte y perder tu identidad. Tienes miedo de no tener cubiertas tus necesidades afectivas y materiales y por eso te enzarzas en luchas de poder, en competencias, en preocupaciones y en sufrimientos constantes.

Date la vuelta

Pero aunque la duda y el miedo arrecien te invito a que continúes profundizando en el camino de la entrega personal. Date la vuelta como un calcetín y comparte todo lo que eres, sin dejarte ni una migaja. Que sí, que en el calcetín también hay miedos, miserias, sombras…Entrégalas también. Eres tú en tu totalidad lo que el otro necesita. Naciste único y diferente y esa autenticidad es lo que los demás necesitamos de ti.

Las mejores experiencias de mi vida siempre han estado relacionadas con la entrega. Párate a reflexionar sobre algunas experiencias cumbre de tu biografía, ¿figuraba de algún modo la entrega en el menú?

Entregar también significa renunciar, pero no se trata de una renuncia dolorosa ni privativa, sino de una renuncia amorosa, es preferir que esto que sientes o tienes se expanda a que se marchite en ti.

Si dedicáramos la mitad del esfuerzo que realizamos en consumir a entregar, estaríamos menos consumidos y más entregados.

En la entrega no hay posibilidad de depresión ni ansiedad, se disipan pues vuelves a encontrar la razón por la que estás aquí y cambias el foco desde tus miserias a la alegría de poder ofrecerte a los demás.

Comienza por lo que sea, eso es lo de menos. Hay quien entrega su vida a Dios, a su familia, a los pobres, a los enfermos, a los tristes, a los solitarios, a los niños, a su trabajo, a los ancianos, a una causa, al arte…hay tantos caminos. Encuentra el tuyo y camínalo despacio.

Constrúyete, conócete, ámate y después olvídate de ti y ofrece todo eso que ya eres a los demás. Date por completo y no temas por sobrevivir, la Fuente te va a proveer siempre que estés enfocado desde el corazón en una sincera actitud de entrega.

Es uno de los secretos de la vida eterna. Entrégate en cuerpo y alma y tu estela nunca morirá pues quedará en el recuerdo, en la impronta de los demás y en la sonrisa de quien un día necesitó de ti para dar un paso más firme y aprender a su vez a entregarse.

No te creas que las cadenas de la vida son cadenas de supermercados, de tiendas de ropa barata y de comida rápida. Las cadenas de la vida son cadenas de favores, amores y honores que nacen desde el centro de tu pecho y van al centro del pecho de los demás.

Ten el SÍ en la boca antes que el no, di sí a compartirte, di sí a darte, di sí a tu vida. Manera 74 de conectarse a la fuente: Entrégate.

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