Hace unas pocas semanas la red se convulsionaba ante el anuncio del regreso de Dragon Ball, la mítica serie anime de los años 90 creada por Akira Toriyama. Goku y sus amigos volvían bajo la batuta de quien había sido el autor original de la primera serie y dejando atrás productos tan infames como Dragon Ball GT (el intento de continuar la serie de animación en un engendro que no tenía ni pies ni cabeza) y Dragon Ball Evolution (la adaptación a la gran pantalla en imagen real del manga en la que está considerada, con el permiso de las obras del señor Ed Wood, una de las peores películas de la historia del cine). Mi compañero Juan Antonio Giménez plasmaba perfectamente en este artículo lo que suponía el regreso de este anime a la pequeña pantalla. Alguno de los de mi quinta dirá que con el anime lo máximo a lo que llegaron fue a Heidi y a Mazinger Z, otros quizá hasta Candy, Candy. Pero lo cierto es que, pese a que aquellas fueron series que marcaron la infancia de toda una generación, ninguna supuso el desembarco masivo del manga en España como sí hizo Dragon Ball que, digamoslo ya, les pegaba mil patadas a las anteriores. Ninguna tienda especializada en cómics que se precie puede prescindir ahora de un nutrido catálogo de estas publicaciones japonesas, rivalizando en espacio en las estanterías con los cómics de superhéroes. Dragon Ball fue quien lo desencadenó todo. El manga de Toriyama sigue aún reeditándose una y otra vez en distintos formatos. Un manga que hizo que cientos de aficionados se interesaran por lo que se publicaba en el antiguo Imperio del Sol Naciente y descubrieran un nuevo mundo de autores y publicaciones. La serie de televisión, que inicialmente ofrecían las autonómicas y después pasó a manos de Antena 3, se ha reemitido ya tantas veces en ese canal privado como El príncipe de Bel Air o Los Simpsons. Ahora que los nuevos inquilinos de la Generalitat Valenciana quieren reabrir Canal 9 no estaría de más que la cadena autonómica recuperara las aventuras de Goku con el título Bola de Drac Super.

La serie ya lleva dos episodios emitidos en Japón y hoy (escribo estas líneas un sábado 18 de julio) está prevista la emisión del tercero. Cuándo llegará a España es una incógnita pero todo apunta a que tenemos por delante una larga espera. Dragon Ball Super continúa donde la dejó Akira Toriyama tras su final hace 18 años, seis meses después de la lucha con Bu. De esta manera, se corre un tupido velo sobre Dragon Ball GT y todo lo que allí se contó jamás sucedió. Algún talifán se rasgará las vestiduras diciendo que es un grave ultraje a la continuidad de la serie. Creo que no hay mayor respeto a la continuidad que escupir a la cara a aquello que jamás debió haberse realizado. Sobre todo si lo hizo alguien que no era el autor original. En estos primeros episodios de Dragon Ball Super hemos podido reencontrarnos con Goku y Vegeta y ver cómo se adaptan a vivir tiempos de paz. El tercer episodio anuncia una fiesta de cumpleaños en casa de Bulma, por lo que es la excusa perfecta para volver a ver a viejos personajes que aún no se han dejado caer. Mientras se nos ha ofrecido alguna aparición del que parece ser que será el villano de turno. Y poco más. Da la sensación de que la historia tarda en arrancar y juega demasiado con el factor nostálgico de volver a ver a sus carismáticos protagonistas. Pero, ¿dónde quedaron aquellas tramas adictivas que te hacían devorar convulsivamente capítulo tras capítulo? La potente y pegadiza banda sonora que tenía la anterior serie es bastante convencional y también parece haber perdido su magia de antaño. El formato HD tampoco ayuda mucho a resaltar el trabajo de animación, sino que más bien la hace un tanto chusca.

La serie ha arrancado con un, como diría Fray Luis de León, "decíamos ayer" y todos sus protagonistas siguen con sus vidas como si no se hubieran ido nunca. De no ser por el peso del valor nostálgico, casi diría que Dragon Ball Super es una serie más, con el inconveniente de que todo su público potencial ya se ha hecho un poco mayor y las nuevas generaciones no tienen esos vínculos emocionales con sus personajes. Con lo emitido aún no hemos visto regresar la magia y prácticamente no ha pasado nada. Y decir eso de una serie en la que durante capítulos y capítulos sólo vimos una colosal batalla entre Goku y Freezer que culminó con la destrucción de un planeta, son palabras mayores. El estudio de animación tiene anunciados más de 100 episodios, con lo que si hay un conejo en la chistera para hacer que vuelva la magia más vale que lo vayan sacando. No hay que olvidar que en su día la serie terminó porque parecía haber agotado su capacidad de seguir sorprendiendo. No sabemos si el regreso es porque el autor ha conseguido refrescarse y tener ideas nuevas o simplemente se debe a una estrategia mercantilista de seguir explotando la gallina de los huevos de oro. Todo apunta más bien a lo segundo.

Pero en el tema de las series de animación japonesas clásicas, parece que la nostalgia no se limita a Dragon Ball. Hace unas semanas descubrí horrorizado el trailer de la serie que puede verse en el vídeo que se adjunta aquí arriba.