Hubo un tiempo en que el dictamen de papá Franco era superior. Los supuestos malos tiempos de la familia desembocaron vía afluente en cierta prensa del corazón, más conocida como brigada de lo cutre. Eso les salvó el culo del despilfarro. De todas maneras esta desembocadura tiene locuras inmediatas, escarnecedoras, diabólicas: ver a la nieta de Franco, una señoritinga pijota, abusadora por naturaleza, de noble abolengo, estúpida por definición, capulla por erudicción, ver a la nieta de Franco, digo, pagada por los fondos públicos muchas veces, en todos los saraos tiene huevos.

Los nietos de la parasitaria famila Franco han sabido montárselo merced a una prensa de segunda mano, licenciosa y repleta de basura. Esta prensa, absolutamente amoral, ríe, aplaude y se beneficia de la fortuna informatizable del dictador. Nietos cocainómanos, (millonarios cocainómanos, no se olviden, que eso les permite la redención en el reino social de los capullos del "cuore"). Nietos retrasados, agresores, sin fortuna, sin pegar ni golpe, vividores de un sistema que por olvido o defecto ha pasado de ellos. En vez de anularlos, el poder social que arrogantemente conllevan se dedica ha adularlos en la telepantalla, mensaje estúpido, papel couché desplazado de miserias e inoportunios..

Los Franco son una rémora contínua en la sociedad. Se han adaptado a la horrible circunstancia que les rodea merced a nuevos tratos y nuevos comercios, ridículos, lamentables, encabronados negocios de telebasura adocenada destinados a un único público de sofá silente. Un público analfebetoide que supura mierda por sus poros. Mierda franquista.