En Youtube tenemos de todo. Música de ayer y de mañana, niños chistosos, gatos que se cuelgan en las lámparas, muslos vistosos, muertes retransmitidas en directo. Vemos por ejemplo a las hordas apaleando a un ex dictador y, acto seguido, después de meterle no sé cuantos tiros, a los mismos con sus teléfonos celulares de dieciocho megapíxeles y sus digitales sensorround, grabando el cuerpo aún caliente del ajusticiado. Visto y más visto, pués en apenas diez minutos ya está en el aire cibernètico dando la vuelta al mundo, igual que las fotos del culo mágico de la Johansson, culo, por otro lado, que me quitó el hipo de golpe durante toda una tarde. A los fiambres se les lava y apaña para exhibirlos. A todos los fiambres salvo a los de Hitler y Ben Laden, uno piroesfumado y el otro arrojado a la mar salada desde la popa de un portaaviones. Ya lo digo, si hacemos una recopilación de morituarios, Youtube se lleva la palma documental. Lo cuento, no porque me dé cosa o remilgo tales circunstancias, al contrario, uno ha sido siempre un hombre sufrido que ha visto atrocidades instantáneas, lo cuento porque me parece la iconografía sacra de los nuevos tiempos: Un soldado gritando a dios, alá o su puta madre, con un kalasnikov en una mano y un nokia última generación en la otra. Mundo cruel.