Vaya nochecita, no he pegado ojo. Vueltas a los lados, no sé, bastante malestar. Me tomé el ibuprofeno, dos, pero nada. ¿No eran gominolas?, jé es broma. Menos mal que esta mañana, después de la ducha y el afeitado, con esos sabrosos croissants y el café con leche caliente, me he recompuesto. Sí, no se preocupen, lo dejo todo ordenado. Los sobres con cartas aquí quedan, encima de las mantas dobladas, confío que llegaràn a destino. La ropa pueden repartirla con los del pasillo. ¿Brazos extendidos?, claro, por supuesto. Estos grilletes parecen nuevos, no los aprieten mucho que rozan. En los pies también, por encima de los tobillos. ¿El olor?, já, já, me he perfumado, no siempre uno va a apestar a tigre, además, la ocasión lo merece, creo. Faltan seis minutos, es cierto, estoy un poquito nervioso. No te ejecutan todos los días. Me pregunto si será como cuentan: el gas te duerme y ya está.