El abate Alonso especifica en su tratado "Licantropía casual", que los lobos son eternos garantes del mal, símbolos de Luzbel. Diversos hombres fueron transmutados a horribles canis lupus en las noches de octubre de 1889. Alonso, aparte de especificar asuntos relacionados con los índices de criminalidad de los hombres lobos, cuenta una anécdota determinada el día siete del mismo mes: la del hombre cerdo, una mutación de los propios licántropos, que el abate se atreve a calificar como puercotropía. Narra como en París, Denisse Lampegnad, un comerciante avaro y circunspecto, fué mordido por un cochino de granja.

Tras fiebres espantosas, el cambio de fase lunar aceleró su transformación, hocico chato, cuartos traseros enjamonados, rabo corto, pezuñas embarradas y pene en forma de espiral. Denisse transitó por calles paralelas al Sena, embozándose tras las oscuras y pestilentes esquinas, a la caza de prostitutas desamparadas. Oink, oink, fué el grito gutural de aquél cebón cuando devoraba las orejas de sus víctimas. Dice Alonso que la estridencia de gruñidos causó pavor en algún hombre- lobo despistado que andaba por esos lares a la misma hora. Grrr y ñunk exclamados, resonaban en las nubes cortadas por la luna llena plateada.

Como quiera que no dispongo de más datos, corro a una referencia que observo en el epílogo: "El extraordinario caso del doctor cerdo y ........". En esas, estoy, intentando localizar el manuscrito.