Quièn no llora no mama. Esta frase lleva implìcita una verdad biológica ancestral. De entre toda la progenie, el más escandaloso es el que harà notar a sus padres la necesidad urgente de comida, imponièndose a los demás congéneres, sobreviviendo con facilidad. Al llorar mucho y estridentemente se estableceràn las pautas de crianza. Pero si fuese tan fácil, la evolución habría marcado su ley, es decir, el gen egoista harìa que los individuos de la nidada o camada engañaran y mintieran sobre lo hambrientos que se sienten. Esto provocarìa una escalada, aparentemente sin sentido, porque podría parecer que todos mienten al llorar, piar o gritar tan fuerte, y este nivel de intensidad en los chillidos se convertiría en norma, y dejaría, en efecto, de ser mentira.

Esto, más o menos, es lo que nos narra Dawkins en el "Gen egoista". Sin embargo, no puede provocarse el efecto contrario, pues el primer individuo que tome la iniciativa de disminuir la intensidad de sus llantos será penalizado y recibirà menos alimento, por lo que tendrà más posibilidades de morir de hambre.

Personalmente estoy de acuerdo con el etólogo Zahavi. El llanto de las crías, el piar, gruñir, rugir o graznar estrepitoso, responde a una defensa más congénita si cabe, en todo caso, es una forma particular diabólica de chantaje por parte de las crías: lloramos, chillamos de tal manera que atraemos a los animales depredadores al nido. Los neonatos lloran diciendo: "bestia, bestia, ven a buscarme". La ùnica forma que tiene la madre de hacerlo callar es alimentarlo, alimentarlo y perpetuar la especie. Así obtenemos una cantidad de alimento mayor a la que nos correspondería, empleando la tàctica de los piratas aéreos que amenazan con estrellar el avión a menos de que les sea entregado un rescate.

Así se fraguaron nuestros genes en un principio. Obedeciendo al instinto de supevivencia de los mas fuertes dentro de la evolución de las especies. De todo aquello nos quedan frases o refranes como el que empieza este artículo: el que no llora no mama. Y el mundo humano y animal està lleno de mamones.