Pertenezco al grupo de riesgo de los que podrían pertenecer a un grupo de riesgo. Toda mi vida he pertenecido a grupos de riegos. Grupo de riesgos de melenudos, de poetas y fumadores. Del riesgo a las enfermedades sexuales, que uno era dado a la coyunda y a la policópula. Después al arriesgado grupo de bolcheviques y anarquistas, gente de Bakunin y de Tito. Los riesgos acabaron, a fuerza de tantísimo riesgo, perteneciendo al grupo que uno pertenece. Y rocé más riesgos. Escalada libre hacia el infierno del pensamiento, militancia alterna de corriente discontínua. Y dale que te pego, jamás logrè salir del riesgo: riesgo de pareja desparejada, de hijos advenedizos, de càrceles con rejas, de amantes de hielo, de fuego policial, de golpe de estado de tu vida que no conduce a ningún sitio. Riesgo de colapsar el corazón, de quirófanos y algodones, de libros sin capítulos, de hambres y filias y fobias. Riesgo de cuchillos largos y pistolas cortas, de asambleas desconocidas, de barcos hundidos, pecios del fondo abisal de los sentimientos.

Ya digo que pertenezco a todos los grupos de riesgo: gripe A, gripe B, porcina, equina, aviar y bovina. Grupos dentro de grupos que forman grupos con el riesgo de pertenecer a grupos de riesgo.