El ministerio del interior prohíbe disfrazarse de guardia civil. Vaya. Carnavales sin guardias civiles. Un guardia civil es una suerte de oxímoron, una contradicción: ni son guardias, ni son civiles. El charol siempre los distinguió: "Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas". Joder, que belleza definitoria Federico. Lorca era mucho Lorca, tanto que los civiles lo odiaban. En este país (que se lo digan al ministro del interior) se odiaba mucho. De hecho se sigue odiando de cojones. Los Bardem, por ejemplo, son los nuevos Lorca del artisteo, si la derecha pudiera los llevaban hasta Víznar y Alfacar para fusilarlos por rojos, masones, cómicos, millonarios. Pero yo hablaba de los picoletos, de la guardia civil, de sus disfraces. Un cuerpo militar que se hace llamar civil no es de fiar. Sé que han cambiado muchísimo. Incluso hay una pareja de detectives de la benemérita que hace camino al andar en la literatura. ¿Qué pensaría hoy el duque de Ahumada, creador de esta cosa para proteger a señoritos y oligarcas rurales de bandidos, anarquistas, comunistas, socialistas, pobres y desposeídos?.... Posiblemente no le gustaría, o quizás sí, ¿quién sabe?, siempre tienen un parlamento a mano y un general disfrazado de general dispuesto a mantener los valores esenciales de la patria: el toro de Osborne, la botella de centenario Terry, el copón bendito y otras minucias del montón.....carnavales sin disfraces de guardias, vaya. Monjas y militares. Misas y toros, ministros y santos. La legión cóndor y la legión de la cabra. "Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera".

Apoyo el vaso con café sobre una revista doblada. Citar a García Lorca de buena mañana me entristece un poco, sólo un poco.

30 años hace que murió mi bien leído Cortázar. "Yo guardo el recuerdo de mi juventud con tanta tristeza ternura como vos, pero hoy en día me siento tanto o más ávido que entonces. Creo que la única gran pérdida son las ilusiones, y a veces las certidumbres, por hermosas que sean, no alcanzan a reemplazarlas. De todos modos hay algo innegable: de muchacho, uno no sabe realmente lo que hace. La autocrítica se ejerce más en el orden moral que en el intelectual...."... que placer tenerlo siempre a mano, que confort de espíritu. ¿Podré disfrazarme de Cortázar?. ...mire, mire, señor ministro de traje negro y golpes de pecho... voy pintado de Julio Cortázar, empleo eses en vez de erres y hablo gangoso. Míreme usted, mido dos metros, escribo de puta madre y dentro de los bolsillos llevo cientos de cronopios, millones de famas........

Despunta el día miércoles. Mucho sol y la idea fija de tus labios agrietados en mi cabeza. Sin disfraces.