Por unas horas Campo de Mirra se poblará de abanderados, heraldos, consejeros, obispos, cortesanos y trovadores medievales. La misión de tantos personajes es la de transportarnos al corazón del siglo XIII, a los días de marzo de 1244 en los que el rey Jaime el Conquistador, a la cabeza de la Corona de Aragón, y el infante don Alfonso, en representación de la de Castilla, se entrevistaron en Almizra para fijar sus fronteras al sur del Júcar. El jueves 25 de agosto a las 21.30 horas, sobre un escenario al aire libre y ante la fachada de la Iglesia, cerca de cuarenta personajes recrearán la historia de cuatro jornadas convulsas y revivirán el encuentro que culminó con la firma de un Tratado que evitó la guerra entre dos reinos cristianos.

El esfuerzo de poner en escena esta representación teatral en una población de medio millar de habitantes aumenta el valor de una iniciativa que cumple treinta y cinco años, desde que en 1976 se organizó por primera vez para conmemorar el VII centenario de la muerte de Jaime I. El reparto, casi todos ellos actores locales, prepara cada año, con ensayos a partir de julio, la puesta a punto de la obra, de una hora y cuarto de duración, bajo la dirección de Juan José Ponsoda. Con la colaboración económica de la Diputación de Alicante, el Ayuntamiento de Campo de Mirra, la Generalitat y la CAM, el evento se ha consolidado ya como uno de los más tradicionales del verano, sobre todo por su capacidad de congregar un público procedente de distintos puntos de la Comunidad Valenciana.

Y es que, no en vano, la trama es propicia para reiterar anualmente un mensaje de paz y una llamada al diálogo en momentos de máxima tensión política. La historia del Tratado de Almizra, con argumento extraído de las memorias de Jaime I, que dedicó varios capítulos de su Llibre dels Feits a narrar lo ocurrido, resulta idónea para semejante empeño.

Las disputas territoriales que al sur del Júcar mantenían las Coronas de Aragón y Castilla provocaron un encuentro de urgencia en el castillo de Almizra, confiados unos y otros en que la diplomacia podría reconducir la situación de enfrentamiento originada al vulnerar ambas partes tratados anteriores por los que se habían repartido zonas de conquista que permanecían bajo poder musulmán. Mientras los castellanos entraban en negociaciones secretas con el alcaide de Xátiva para que se les entregase esta población, a pesar de que su conquista correspondía a Jaime I, éste ordenaba la ocupación de Villena y Sax, entrando en territorio que no le concernía.

La situación forzó el encuentro de Almizra, a petición de don Alfonso que, sin embargo, una vez allí y teniendo en cuenta que este castillo estaba ya incorporado al Reino de Valencia y convertía por tanto a Jaime I en anfitrión, rehusó instalarse en él y prefirió montar su campamento al pie de la montaña. Tras cuatro días de conversaciones, en las que el infante no intervino directamente puesto que delegó en dos embajadores, se pudo llegar a un acuerdo trazando una frontera que corría desde Almizra por Biar, Castalla, Xixona, Busot y conectaba al mar por el actual barranco de Aigües. Al norte quedaba el Reino de Valencia, integrado en la Corona de Aragón; al sur el Reino de Murcia, integrado en la de Castilla.

Pero, aunque con final pactado, las negociaciones no fueron fáciles. El infante don Alfonso, el que años después sería rey Alfonso X el Sabio y asistía al encuentro en nombre de su padre Fernando III, tenía en 1244 veintitrés años y estaba comprometido en matrimonio con la niña Violante, hija de Jaime I y de su segunda esposa Violante de Hungría, presente en Almizra. Este compromiso familiar condicionaba la diplomacia de las partes negociadoras, de ahí que los enviados del infante reclamaran Xátiva como dote, extremo sobre el que concentraron sus actuaciones forzando a Jaime I a centrarse en la defensa de sus derechos sobre esta plaza, hasta el punto de querer romper la negociaciones, lo que no ocurrió debido a la mediación de Violante de Hungría, que logró apaciguarle. Finalmente los castellanos renunciaron a sus ambiciones sobre Xátiva pero consiguieron contener la expansión de Jaime I hacia el sur, asegurando a Castilla su salida al mar Mediterráneo a través del Reino de Murcia.

La representación tendrá un acto previo con el pregón que, desde las 20 horas, leerá en distintos puntos un heraldo a caballo.

Historia, literatura, música y arte se unen en la representación

Cada representación del Tratado de Almizra activa un cruce de disciplinas culturales. La recreación del suceso medieval echa mano de la historia, pero para la escenificación se recurre a la literatura, al teatro, con una obra escrita por Salvador Doménech y escenas añadidas de Josep Guia y María Conca. Se trata además de una representación en la que la música es también parte esencial. La "Colla de dolçainers y tabaleters El Terrós" de Petrer interpreta en directo un repertorio de música popular valenciana y composiciones de Matilde Salvador y José Albero realizadas para la obra. Incluso la danza tiene protagonismo con la colaboración del grupo "Sagueta Nova" de Biar. No falta el arte plástico con la edición de un cartel, este año original de José Mª Albero, ni el cuidado en el diseño del vestuario, que corrió a cargo del artista Josep Navarro Ferrero, quien desde 1982 y hasta su fallecimiento hace unos años dirigió la puesta en escena.

Adrián Espí,

"alcaid" de 2011

La distinción anual de "Alcaid d'Almisrà" recae este año en el alcoyano Adrián Espí, que recibirá en los momentos previos a la representación la simbólica llave del castillo de Almizra de manos del presidente del Patronato del "Tractat d'Almisrà", Román Francés, actor que además encarna a Jaime I. Adrián Espí tuvo una crucial intervención en 1976, como diputado provincial, para llevar a término la primera representación del Tratado. La Diputación de Alicante patrocinó entonces, en su totalidad, la escenificación, eligiéndola como uno de los actos principales acometidos en la provincia durante el VII centenario de la muerte de Jaime I. Este hecho ha supuesto que la corporación provincial haya permanecido siempre ligada al evento.