La increíble vacuna del Doctor Dickinson es el proyecto más ambicioso de Alex Rey, cortometrajista alicantino de 39 años que aprovechó el encierro para dedicarse de lleno durante cinco meses a este corto de animación sobre la pandemia, que se adelantó a realidad y a la aparición de las primeras vacunas contra el coronavirus.

Rey finalizó el corto en verano e inició un peregrinaje por festivales que ya ha comenzado a dar sus frutos. En apenas una semana, la película animada ha sido galardonada en tres certámenes nacionales, aunque de ámbito internacional: premio de la crítica en el Festival Iberoamericano de Cortometrajes (Fibabc), donde destacó entre más de un millar de trabajos de todo el mundo y el pasado año recibió el mismo reconocimiento por su corto Tetas; premio al mejor corto de animación en Madrid Sci-Fi Film Festival, y un tercero que aún no ha hecho público su palmarés.

«Mi sorpresa ha sido brutal porque son los primeros festivales a los que lo presenté, así que el corto ha empezado con mucha energía y muy buenos augurios para 2021», indica el animador y también ilustrador, que prefiere contar poco de su contenido para evitar spoilers y que sitúa en 2024, con un mundo patas arriba por los estragos del coronavirus y un investigador que tiene la clave para la vacuna, aunque todo tiene un precio.

Fotograma y póster del cortometraje animado de Rey, que comienza con el hallazgo de una vacuna contra el coronavirus. |

«Creo que el jurado de los festivales que me han premiado lo que ha podido valorar es que es una propuesta original, lejos de dramas o clichés, que trata un tema universal de una forma muy atrevida, y que no te da descanso desde que empieza hasta el último segundo, porque los diálogos son omnipresentes y sin respiro», comenta el director, quien, dentro de su estilo de trabajo «casero», firma el guion, la animación, el diseño y hasta las voces de los personajes durante 15 largos minutos sin tregua, llenos de humor nada infantil.

«Para bien o para mal, tengo una manera peculiar de contar mis historias. A muchos no les gustará, pero siempre procuro no dejar indiferente. He visto trabajos de animación con un nivel altísimo de producción que al final no me dicen nada porque están llenos de tópicos o son muy previsibles, o buscan la lágrima fácil, o son demasiado aptos para todos los públicos», explica.

Con referencias al No-Do y a una estética que recuerda a clásicos del cine de ciencia ficción de los años 50 y 60, además de mostrar con ahínco el proceso de elaboración de una vacuna, Alex Rey reconoce que «a nivel de animación soy consciente de que mi corto está muy limitado al hacerlo todo yo solo, pero es cierto que está vez he trabajado muchísimo el diseño de personajes y de los fondos», además del propio argumento.

Lluvia de premios para el corto animado de la pandemia

«En este trabajo he desarrollado una historia más compleja, con consecuencias sociales y políticas y un final muy rompedor. En realidad es una crítica a cómo reaccionamos como sociedad en estas situaciones de crisis sanitarias», comentó en su momento el cortometrajista al presentar su corto hace tres meses en el cine donde trabaja de acomodador, los Odeón de San Vicente.

Tras títulos como Pop Corn, Best Seller, Tetas o La importancia de llamarse Amancio, el nuevo corto de Rey no ha podido presentarse, por su duración, al certamen Notodofilmfest, al que el director es asiduo. «Pero ya estoy trabajando en el Notodofilm del año que viene con una propuesta muy distinta, un corto de animación más musical», avanza.