El confinamiento dejó a Isidro Blasco encerrado en Madrid. Lejos quedaba su casa en Nueva York, a la que añoró como espacio seguro, «como un refugio», frente al exterior percibido como «peligroso, maldito, infectado», afirma el artista.
Fruto de esta reflexión creó No place like home, una instalación que ayer inauguró en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid. «He usado las imágenes de interiores de mi casa en Nueva York, donde no pude pasar el encierro ya que me quedé atrapado en el piso de Madrid, reconfiguradas como si fueran un recuerdo o un sueño o casi una pesadilla», afirma.
«El resultado es una acumulación arquitectónica de imágenes y estructura de soporte que narra una experiencia personal después de una catástrofe compartida por toda la humanidad».