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Javier Marco da el salto al largometraje con «Josefina»

«Esto es una carrera de fondo, no puedes darlo todo en tres días», afirma

El director alicantino Javier Marco da instrucciones al actor Roberto Álamo y, a la derecha, también a Emma Suárez, durante el rodaje de Josefina, en Madrid. | SANTIAGO RACAJ

Seis años le ha costado a Javier Marco levantar el proyecto de su primer largometraje, Josefina, un drama con toques de comedia protagonizado por Emma Suárez y Roberto Álamo con un millón de euros de presupuesto. Ese paso lento para dar el gran salto del corto al largo contrasta con el mes escaso que ha tenido para disfrutar de su reciente triunfo en los Goya antes de ponerse a rodar. El realizador alicantino de 40 años logró el premio al mejor cortometraje de ficción con su historia sobre el odio en las redes sociales (A la cara) en los premios de la Academia de Cine el pasado 6 de marzo y el 7 de abril inició, con más ganas que nervios, el rodaje de su ópera prima en Madrid.

Álamo, Bernardeu y Suárez, entre la guionista Belén Sánchez y Marco. | TXUCA PEREIRA

Tras diez años haciendo cine en corto con producciones modestas que se ventilan en un par de días, el alicantino bromea con las cinco semanas con las que ahora cuenta para realizar la película: «Esto cansa mucho más, pero también mola mucho. Hay que verlo con un poco de perspectiva porque es una carrera de fondo y no lo puedes dar todo en tres días, como pasa en los cortos, hay que dejar algo de energía y al final de cada semana tomar aire para preparar la siguiente», explica este ingeniero de Telecomunicaciones pronto reconvertido a cineasta y afincado desde hace años en Madrid.

En esta ciudad y en Alcalá de Henares ha localizado la historia escrita por la guionista Belén Sánchez-Arévalo, con quien forma pareja creativa, que narra la relación entre un funcionario de prisiones y una mujer que visita a su hijo en la cárcel. La película habla de la soledad, de la necesidad de conectar «entre dos personas que se encuentran en circunstancias determinadas de sus vidas» y es al mismo tiempo una historia de contrastes, «de amor y desamor, de realismo y surrealismo», como cuenta el director.

El guion venía avalado, entre otros, por su selección en 2018 en el laboratorio de creación La Incubadora, iniciativa de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM) y eso ya «dio alas» al proyecto, aunque después se paralizó por la pandemia. No obstante, la película comenzó a gestarse «hace muchísimos años, en 2015», recuerda Marco, y tanto Álamo (Antidisturbios, Que Dios nos perdone) como la ganadora de tres premios Goya, Emma Suárez (Julieta, La ardilla roja), «fueron nuestra primera opción y sorprendió lo rápido que contestaron, porque no es fácil decir que sí a una película de un director novel que no sabes cómo va a salir».

Ambos intérpretes trabajan juntos por primera vez, «tienen mucha química, lo hacen todo muy fácil y muy natural», apunta el director sobre ellos y el resto del equipo artístico (Miguel Bernardeu, Olivia Delcán, Manolo Solo, Simón Andreu, Pedro Casablanc) en el ecuador del rodaje, «que de momento está yendo bastante bien, todo según lo previsto y ajustados al tiempo», señala.

Sobre si la película que arma cada día es la que tenía en su cabeza, el realizador considera que «hasta que no vayas a montaje no está todo, pero de momento, viendo las tomas hechas, no hemos tenido que cortar ninguna escena. A veces vamos apurados corriendo un poco, pero la sensación es muy buena».

Javier Marco da el salto al largometraje con «Josefina»

Josefina está producida por White Leaf Producciones y Featurent y cuenta con la participación de RTVE, Telemadrid, Castilla La MAncha Media TV, con el apoyo del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y la ECAM.

Este respaldo lo logró la película antes de que Marco fuera premiado con el Goya, un galardón que el director reconoce que « da mucha visibilidad aquí en España, ayuda mucho y te coloca en otro lugar» y también supone una responsabilidad para trabajos futuros, «aunque las expectativas te las pones tú, no otra gente. Eso es bueno y también un poco estresante, pero al final una experiencia como esta hay que disfrutarla porque nunca sabes cuándo llegará el próximo rodaje». Y Marco disfruta a pesar de las medidas anticovid, que ya se han convertido en «un ritual al que te acostumbras», salvo a la hora de comer, «que no puedes hacerlo en mesas grandes y todos juntos, pero bueno, ya llegará el momento de celebrar».

La idea del alicantino es tener la película lista a final de año «en el mejor de los casos» para después meterse en la continuación de A la cara en largometraje, pero eso ya es otra historia.

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