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Las ciudades de José Estruch

Un estudio firmado por Juana María Balsalobre y Cristina Llorens traza la trayectoria vital del director y autor alicantino a partir de los lugares donde habitó, desde Alicante a Londres y Montevideo, y su relación con el entorno

Estruch, depie, en The Culvers, la colonia de Carshalton, un día de verano. Archivo personal José Estruch, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

Las ciudades condicionan a quienes las ocupan, pero los ciudadanos también se convierten en un elemento transformador del lugar que habitan. Bajo esta premisa, Juana María Balsalobre, doctora en Historia, y Cristina Llorens, licenciada en Filosofía y Letras, han reconstruido el viaje vital de José Estruch (Alicante, 1916-Madrid, 1990), director teatral, autor y actor alicantino, a través de las ciudades en las que desarrolló su vida y su trayectoria profesional.

El trabajo, fruto de una intensa investigación en el fondo documental legado por Israel Chaves al Instituto Juan Gil-Albert, ha formado parte de las IX Jornadas Arte y Ciudad-VI Encuentros Internacionales, organizadas por la Universidad Complutense, que acaba de publicar en su web las ponencias de este encuentro.

Las ciudades de José Estruch

La imagen y la palabra de Pepe Estruch en sus ciudades es el resultado de esta investigación, en la que las autoras plantean, a través de fotografías, cartas, diarios, entrevistas y documentos personales, «la visión de la ciudad, no solamente en su dimisión territorial, urbana o social, sino como una construcción de imágenes por parte del ciudadano Estruch, una construcción del espacio vital que configura la mirada del artista», apuntan.

A través de este recorrido vital, se atraviesan las ciudades fundamentales en la vida de Estruch, Premio Nacional de Teatro en 1990, y se recoge «lo que, a su paso por ellas, refleja el autor y director en su obra». Alicante, Leiza, Biarritz, Madrid, València, Barcelona, los campos de refugiados franceses, Londres y Montevideo. Ese es el mapa habitado por el director teatral a lo largo de su vida, «delimitado por el propio discurrir de los acontecimientos», aseguran las autoras.

De Alicante a Montevideo

Alicante es el comienzo. De su vida y de la configuración de su ciudad. En ella nace y en ella desarrolla su etapa juvenil, incluyendo viajes a Leiza y Biarritz, donde durante su estancia estudia francés. Nació en una casa de la Rambla, donde su padre tuvo la consulta de médico dentista.

La infancia, la familia, el veraneo, la playa, las fiestas... La vida de Estruch en esta ciudad es luminosa, «un lugar maravilloso donde basta abrir los ojos para que la imaginación nazca», aseguraba él mismo en una entrevista. Algo que documentó con numerosas fotografías de rincones y edificios, y también con los recuerdos en sus cartas y diarios.

Madrid fue la ciudad de sus años de estudiante, en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Complutense. Un sueño truncado por el estallido de la Guerra Civil. Tiempos convulsos que le llevaron a València y Barcelona. De la Ciudad Condal parte al exilio el 21 de enero de 1939. Entonces comenzó su paso por los campos de concentración que las autoras han denominado «la no ciudad», entendida como «la negación de la ciudad, un lugar transitorio».

Fue detenido y encerrado primero en Saint Ciprien Plage. Allí estuvo hasta el 18 de marzo. Después fue trasladado al ubicado en Le Barcarès. Islote J, Barraca 15. Ese fue su hogar, del que salió en junio del 39. Desde su encierro, Estruch escribía diariamente a su padre, también exiliado, describiendo una situación precaria. «Estas chabolas son muchísimo mejores, pero están entre alambradas», escribe.

Pasaporte de Estruch, expedido en Inglaterra. Archivo personal José Estruch, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

En julio de 1939 continuó su exilio pasando por Dieppe, desde donde cruzó a Londres. «Londres no será un solo espacio, sino que el exilio inglés se reparte a caballo entre dos espacios urbanos muy diferentes: la vida en la colonia de refugiados vascos de The Culvers, en el barrio de Carshalton, donde estuvo hasta 1947 trabajando con los niños y desarrollando proyectos teatrales, y la vida cultural y laboral de la capital inglesa». Las autoras destacan su adaptación a esta ciudad, la facilidad con la que se mueve por ella y «el conocimiento y dominio que tiene de Londres». El propio Estruch asegura: «Es la primera vez desde que me marché de casa de mis padres que he tenido la sensación de estar en mi casa propia».

Ciudad transformada

En 1949 comenzó su nuevo exilio en Montevideo adonde se habían exiliado a su vez sus padres. A esa ciudad llega con la experiencia londinense y una trayectoria profesional, tres idiomas y una carrera en el teatro por desarrollar. La capital uruguaya se encontraba entonces en plena transformación industrial, además de social y cultural. Su vida en esta ciudad se organiza en base a un entramado cultural alrededor de los teatros y las compañías con las que trabajó, además de su trayectoria como docente en la Escuela Municipal de Arte Dramático y en la Universidad de Uruguay. Un periodo del que guardó numerosa documentación.

Su regreso a España se produce en 1965 y en Madrid encuentra una ciudad en pleno desarrollismo. «Una ciudad amiga, propia y ajena, familiar y extraña», en la que se quedó. El mismo proceso pudo ver en su Alicante natal, que se fue transformando, tal como recoge en sus agendas sobre los viajes que realizó a esta ciudad. Una ciudad diferente, «pero siempre encontró en ella la misma luz, el mismo mar».

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