Soberbio Javier Cuartero, que corta un rabo y borda el toreo
Notable juego de los erales de López Gibaja y triunfos de dispar peso en el cierre del certamen de escuelas taurinas en la Plaza de Toros de Alicante
Salvador Ferrer
Valió la pena la espera. Valió la pena esperar a las 15 de la tarde por ver torear a Javier Cuartero (dos orejas y rabo). El alicantino manejó con buen aire y buen trazo la capa. Brindó a Palazón, profesor de la escuela de la terreta. Sensacionales varias series rotundas a derechas. El de López Gibaja se la comía por abajo y fue premiado con la vuelta al ruedo. Cuartero lo cuajó asombrosamente. Excelente fue una serie al natural. Frondosa y profunda. Y los recursos, los adornos, la soltura. Cuartero cuajó una faena cumbre e hizo el toreo macizo, ligado, templado, asentado: de categoría superior. Sobran adjetivos.
Bruno Martínez (dos orejas) se fue a porta gayola a recibir al primero de López Gibaja, que resultó bravo y encastado, ovacionado en el arrastre. Brindó el alumno a Varea, su maestro en la escuela. Buscó el castellonense cierta ortodoxia y acabó, valga la paradoja, interpretando el salto de la rana, paradigma de la heterodoxia de un genio irrepetible como fue el Benítez: El Cordobés.
Bruno Gimeno (oreja) rubricó un buen saludo capotero. Vistoso y extenso. Banderilleó con solvencia y muleteó con suficiencia y repertorio. Endeble pero agradecido el «lópezgibaja», aplaudido también en el arrastre. El valenciano cortó una oreja porque falló a espadas.
El alicantino Alejandro Troya (dos orejas) firmó un quite excelente por gaoneras antes de ejercer como lidiador. Con majeza recibió a la verónica al suyo, un eral informal y algo protestón que, sin embargo, humilló una barbaridad. Faena muy muy larga con momentos sueltos de notable factura. Mató sin muleta.
Ian Bermejo (dos orejas) se fue a la puerta de chiqueros. Saltilleras. Israel Guirao sufrió una espeluznante voltereta cuando intentaba hacer el quite y fue trasladado al Hospital General. El castellonense comenzó de rodillas su faena. En redondo, ajustado. Excesivamente amanerado pero resolutivo, dispuesto y variado. Dos orejas para Bermejo y vuelta al ruedo para el notable eral de López Gibaja.
Alberto Donaire (ovación) sustituyó a Israel Guirao. Se tuvo que suspender temporalmente el festejo hasta que volvió la ambulancia. Vestido de paisano, el riojano afincado en Valencia firmó los mejores muletazos del largometraje ante un eral endeble pero enclasado. Sentidos, cadenciosos, hondos los muletazos. Toreo de alta escuela que no rubricó con la espada.
El ganadero Antonio López Gibaja, que envió un gran encierro y salió a hombros, regaló el sobrero, que fue lidiado de forma colectiva por los actuantes. A las 15:45 se acabó la función y la temporada en Alicante. Ya esperan las Hogueras del 2023.
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