¿A Boyero le amas o le odias, no hay caminos intermedios?

Yo creo que sí hay caminos intermedios, depende del plano. En el personal, le amas o le odias, o te ama o te odia, porque él también divide a la humanidad entre sus amigos del alma y sus enemigos. Pero sí, se le puede amar y odiar al mismo tiempo, no a la vez pero sí al mismo tiempo.

Defina a Carlos Boyero con tres adjetivos.

Genuino, insobornable y un poco suicida en todos los sentidos.

¿Profesionalmente también?

Sí, es alguien que ha sido fiel a unos principios casi novelescos o cinematográficos y se ha dejado llevar toda la vida por ellos, aunque eso le ha causado muchos problemas en los medios en los que ha trabajado. Él nunca ha renunciado ni se ha adaptado, lo que tiene una parte positiva, porque eres fiel a ti mismo, y otra negativa, porque no se ha adaptado a los cambios a lo largo de los años. Es un inadaptado, en el mejor y en el peor de los sentidos.

¿Por qué un documental sobre Boyero?

La idea surgió en 2020. Por primera vez en muchos años no fui al festival de San Sebastián y empecé a seguirlo por las redes sociales y los medios, desde fuera, y veía que Boyero seguía siendo una referencia para mucha gente y para críticos más jóvenes, que comentaban en redes o protestaban porque se había salido del cine, o por las críticas. Y me planteé cómo era posible que Carlos Boyero, 40 años después, siguiera levantando las mismas polémicas o muy similares a las de hace años; cómo es posible que este hombre siga siendo una referencia para generaciones más jóvenes, para bien o para mal. Y vi que era el último representante de una generación de críticos que se estaba perdiendo y de una época en la que la crítica tenía una influencia que empezaba a no tener. Y ante la posible retirada de él de los festivales, pensamos que el posible final de Boyero coincidía con el final de una época. Él, en su ocaso, y esa época, desapareciendo.

Pero aun en su ocaso, como dice, lo que escribe sigue teniendo un peso grande  

Sigue teniendo peso, pero no tanto como hace años, sobre todo porque ahora la crítica y los comentarios están muy fragmentados en diferentes medios y especialmente a través de las redes sociales. Ahora ya no hay críticos de referencia y creo que Carlos no tiene ya la influencia de poder levantar o hundir una película, o tener influencia en la taquilla. Ni Carlos, ni nadie.

Habría dado un brazo por haber juntado a Almodóvar y a Boyero. Pero eso sí que es imposible, por uno y por otro

Para los más jóvenes, Boyero será un desconocido. ¿El documental es para ellos?

Nunca he tenido claro, cuando investigábamos, si los alumnos de comunicación sabían o no quién era Boyero: unos sí, otros no. No me atrevo a generalizar si los jóvenes le conocen o no, lo que sí puedo decir es que no todos los jóvenes aficionados al cine siguen a Boyero, cosa que sí ocurría antes, pero hay jóvenes que lo siguen leyendo. La idea del documental no era reivindicar la figura de Boyero, sino trazar un retrato de alguien muy singular y en una época que está terminando, que no miramos con nostalgia sino como un cambio. Pero fundamentalmente es un retrato de un personaje muy singular, en sí mismo es una personalidad única, con sus claros y oscuros, y entre todos los que le conocemos es un personaje del que hablamos mucho. Fernando Trueba decía que podía hablar de él durante horas. No hay dos como él, le hicieron y se rompió el molde.

¿Cómo se acercaron a él?

Había amistad, le conozco desde hace muchos años. La productora Isabel Lapuerta y yo se lo sugerimos en una comida. Se hizo un silencio y él dijo: "Vale, con vosotros lo haría". Y le pusimos dos condiciones: que no iba a tener nada que decir sobre el contenido del documental y que habría gente que le criticaría. Él dijo: "Pues claro". Y aceptó las condiciones a rajatabla. Más adelante se incorporó Javier Morales, que viene de la realización, y era bueno que hubiera alguien que no le conociera y que tuviera una mirada más ajena y alejada sobre él, que le viera desde fuera.

Juan Zavala, en una anterior edición de Divulgacine Flavia Bernárdez

En el documental hay voces críticas, pero faltó Pedro Almodóvar. Si usted fuera él, ¿habría querido salir?

Es difícil ponerme en la piel de Almodóvar. Nos habría encantado que hubiera salido. Se lo ofrecimos, claro, tuvimos una entrevista con su hermano muy amable y al final decidieron que no. A mí me habría encantado tener el contrapunto de Almodóvar. Y si en algún momento quisiera "reparticipar", podríamos hacer una segunda parte, un corto solo con la versión de Almodóvar, que sería muy interesante porque es verdad que el "enfrentamiento" entre Almodóvar y Boyero ha alimentado leyendas y morbo en la cultura española en los últimos años. Como se dice en el documental, muchas veces la gente está esperando, tanto o más que la película de Almodóvar, la crítica de Boyero. Por lo que sí habría dado un brazo es por haberlos juntado a los dos. Pero eso sí que es imposible, por uno y por otro.

¿Qué verán en El crítico que no sepan los espectadores?

Intentamos tratar los dos Boyeros, la imagen pública como crítico, pero también la más cercana y privada de Carlos, y eso sí puede sorprender a quien solo conozca al Boyero profesional. Porque un tío que hace unas críticas a veces tan radicales, salvajes o que no se calla nada, crees que va a ser peleón siempre, o difícil de trato, pero en las distancias cortas es también una persona entrañable, muy amigo de sus amigos, el primero que te llama cuando tienes un problema, que pregunta por tus hijos, que le encanta ir a tu casa, muy gamberro y con sentido del humor absurdo... cosas cercanas que desmontan el mito de un tío mal encarado que parece que siempre está enfadado buscando la polémica. Y también es una persona muy vulnerable que arrastra bastante soledad.

¿La frase "A ver qué dice Boyero" fue su mayor temor al acabar el documental?

Sí, pero teníamos que arriesgarnos. De hecho, lo presentamos en San Sebastián en septiembre y en agosto, tímidamente, él me llamó por si podía ver algo. Como íbamos justos de tiempo, nosotros procrastinábamos un poco sabiendo que tendríamos que pasar el trago (ríe). En agosto le enseñamos un corte y desde el principio reaccionó bien, se reía o se quejaba cuando tocaba y al terminar dijo: "Me he reconocido. Este era yo". Él estaba más preocupado por mí, por si a él no le gustaba el documental, porque no iba a poder mentir si hablaba. 

Carlos Boyero ya no tiene la influencia de poder levantar o hundir una película. Ni Carlos ni nadie

¿Cómo ha sido la crítica con El crítico?

En general, la crítica ha sido buena. Me ha sorprendido que no hubiera más crítica negativa, más haters o gente que aprovechara para meterse con el personaje. Ha habido, pero no tanto como pensaba. No te digo que esté decepcionado, porque estoy aliviado, pero estaba mentalmente preparado para ello (ríe). Y él está encantado, de lo único de lo que se queja en los coloquios es de que no entiende por qué le llaman machista.

Es verdad que algunos de sus comentarios suenan machistas.

Eso ya que lo explique él.

¿Es un modelo de crítico en vías de extinción o le queda cuerda?

Le queda cuerda para seguir escribiendo, para hacer crítica. Es verdad que le gusta un determinado tipo de cine y tiende cada vez más a ver el que le gusta, no está para descubrir nuevas cosas. Si quieres descubrir el nuevo cine coreano, no vayas a Boyero, pero si quieres disfrutar de una reflexión sobre cine clásico, tiene mucho que decir. Además, es columnista y se mantiene ajeno a las modas y tendencias, y conviene leerle porque siempre te provoca algo, admiración o indignación, o reafirmación. Yo lo comparo siempre con las columnas de Javier Marías.

Y cuando no esté le echarán de menos hasta sus detractores

Sí, porque en él se da el fenómeno curioso de que sus detractores lo leen (ríe).

El crítico está entre los 15 documentales preseleccionados a los Goya. ¿Algún augurio?

No tenemos augurios, ni buenos ni malos. No tenemos ni idea (ríe), pero nos dio alegría estar entre los quince. Hay documentales muy buenos, con nombres muy importantes como Fernado León, Carlos Saura, Isabel Coixet... Para nosotros sería una sorpresa llegar ala nominación.