ADDA Simfònica abre la temporada con una obra de Richard Strauss

El primer concierto del curso 2023-24 incluye una cantata de Berlioz y la Patética de Tchaikovsky

ADDA Simfònica en un concierto

ADDA Simfònica en un concierto / INFORMACIÓN

José María Perea

José María Perea

Se abre esta tarde la XIII temporada sinfónica en el ADDA con la intervención de la orquesta titular del Auditorio de la Diputación de Alicante bajo la dirección del director del mismo y de la formación orquestal, el alteano Josep Vicent. El programa se abre con uno de los poemas sinfónicos de Richard Strauss en un curso en el que obras del director y compositor alemán estarán presentes en otras cuatro ocasiones: en sendos conciertos de la London Symphony Orchestra y la Dresde Philarmonie, y en dos nuevas actuaciones de ADDA Simfònica. Todo un homenaje que se ha catalogado en el programa del curso 2023-24 como Pasión por Strauss.

Richard Strauss

(Munich, 1864-Garmisch,Alpes bávaros, 1949)

Muerte y transfiguración (Tod und Verklärung), poema sinfónico para gran orquesta (opus 24)

Richard Strauss recibió las primeras enseñanzas musicales de sus progenitores: su padre era primer trompa del Teatro de la Corte de Munich, y un feroz antiwagneriano, y su madre, pianista. Completó sus estudios en la Universidad de Munich y en Berlín, donde Hans von Bülow le facilitó sus comienzos como director de orquesta; Strauss llegaría a ser uno de los s grandes directores de la primera mitad del siglo XX al frente de las orquestas de Meiningen, la ópera de Munich y de la Gewandhaus de Leipzig, donde sucedió a Bruno Walter. Su obra como compositor incluye quince óperas, tres ballets, dieciocho lieder con orquesta y ciento cuarenta para piano, cuatro sinfonías, ocho poemas sinfónicos, dos suites para orquesta y conciertos para muy diversos instrumentos (piano, violín, oboe, trompa, clarinete y fagot). 

Sus poemas sinfónicos revelan su original personalidad. Muerte y transfiguración fue escrito en 1887-88 y estrenado el 21 de junio de 1890 en Eisenach bajo la dirección del compositor bávaro. Después se interpretaría en Weimar y en junio de 1895 en Viena, donde al escuchar la obra profetizó Eduard Hanslick: «El arte de este compositor le lleva derecho al terreno del drama musical». En la primera parte se describe la terrible agonía en una miserable habitación de un enfermo terminal, cuando sueña rememorando su infancia, su juventud y los combates de la madurez. Es un movimiento Largo, lento y con una orquestación tenue y transparente hasta que, tras la lucha con la muerte, se llega a la liberación en el Más Allá, la transfiguración, cuando, tras un crescendo anunciado por las trompas, el alma, liberada de las ataduras terrestres, flota en una especie de halo sonoro. Strauss dijo de esta obra, compuesta a los 25 años de edad, que «es un puro producto de mi imaginación, no el de una experiencia vivida, ya que yo no caería enfermo hasta años más tarde», aunque casi sesenta años después, unas horas antes de su muerte, dijo a su hijo tras despertar de su estado de inconsciencia: «Ahora puedo afirmar que todo lo que compuse en Muerte y transfiguración era perfectamente justo; he vivido todo esto muy precisamente en las últimas horas…» Como escribió Heinz Becker para la grabación en 1972 de Karajan con la Filarmónica de Berlín, «Strauss escribe un cardiograma sonoro, pero ilumina esta fase final con los recuerdos felices de la vida». 

Hector Berlioz

(Côte-Saint André, 1803-París, 1869)

Cantata ‘La muerte de Cleopatra’ H.36

Cleopatra es una cantata o escena lírica trágica, con textos de Pierre-Ange Vieillard, compuesta en 1829 para el Premio de Roma, la famosa beca francesa en la capital de Italia, establecida en 1803 en la Villa Médici. Berlioz concurrió al premio en 1827 con La muerte de Orfeo y en 1828 con Herminie, que obtuvo el segundo premio. El jurado, compuesto mayoritariamente por pintores, escultores, arquitectos y grabadores, esperaba que en 1829 ganara Berlioz pero reaccionó muy contrariado tras escuchar la versión para piano y mezzo-soprano de la composición. Berlioz, lejos de seguir la moda y componer algo convencional -el texto sobre el suicidio de Cleopatra en el texto de Vieillard era propuesto por la Academia para el concurso- presentó una obra rebosante de dramatismo y de las habilidades orquestales propias del músico francés. Berlioz había llegado a una conclusión que resultó desastrosa: «…ya no tengo necesidad de cohibirme, como hice el año pasado escribiendo música a gusto del jurado. ¿Por qué no dejarme ir y escribir según el mío, desde el corazón?. Voy a tomarme el trabajo en serio y a componer una cantata realmente buena». Al año siguiente, en 1830, con la cantata La mort de Sardanapale, ganaría finalmente el premio Roma. La muerte de Cleopatra, para voz femenina, es una de las favoritas de las mezzo-sopranos en las salas de conciertos, existiendo grabaciones de voces como Janet Baker, Jessye Norman o Violeta Urmana. Hoy la escucharemos en la voz de la alemana Stefanie Irányi, a quien escuchamos en el ADDA el 14 de octubre de 2022 en el estreno mundial de la sinfonía Un Mondo Nuovo, de Nicola Campogrande.

Piotr Ilyich Tchaikovsky

(Votkinsk, 1840- San Petersburgo, 1893)

Sinfonía número 6, en si menor ‘Patética’ (opus 74)

Tchaikovsky está considerado como aquel entre los sinfonistas rusos que dio un mayor futuro a la sinfonía postbeethoviana, especialmente en sus tres últimas sinfonías que son verdaderas puestas en escena del universo interior del músico, unidas las tres por ideas psicológicas comunes como la obsesión del fatum inexorable, es decir la personificación del destino. Siguiendo la indicación de su hermano Modest, Tchaikovsky escribió de propia mano en la partitura autógrafa el título Simphonie Pathétique a la que sería su última composición. Este título procede del griego pathetikós que significaba, desde la Poética de Aristóteles, «sufriente, impresionable, conmovedor», como un estado apasionado del ánimo, una conmoción por un acontecer funesto o doloroso que afecta al héroe de la tragedia. Por eso se ha escrito que Tchaikovsky, que se suicidó por un escándalo en su vida privada nueve días después del estreno de su sexta sinfonía, hizo de esta composición una retrospectiva autobiográfica que desemboca en un réquiem para si mismo, resultante de una premonición que el compositor había tenido de su próximo fin. La obra fue estrenada en San Petersburgo el 18 de octubre de 1893 bajo la dirección del autor. En febrero de ese 1893 había escrito a su primo Vladimir Davydov que la nueva sinfonía que estaba componiendo tendría un «programa fundamentalmente subjetivo» que los oyentes tendrían que adivinarlo. En menos de cuatro días compuso el primer movimiento, que se inicia con un tema en el fagot de carácter lúgubre, y esbozado los otros movimientos, donde el final no sería un ruidoso allegro sino un largo adagio. Al finalizar la composición Tchaikovsky dijo «estar más satisfecho que de todas sus demás obras».