La selección española rebosa felicidad tras hacer historia y meterse en semifinales, aunque se maneja con la cautela y la tranquilidad propia de su técnico, Vicente del Bosque, que impone la lógica de la cordura. Lejos de las estridencias de otros protagonistas que han pasado por el Mundial de Sudáfrica 2010, el entrenador español maneja la situación desde su calma, prudencia y capacidad de análisis. Podría haber respuestas altaneras a los críticos, a los que, como el seleccionador de Paraguay, Gerardo Martino, consideran que el árbitro benefició a España, algo que ya ha ocurrido antes. No le hace gracia porque considera que los protagonistas del Mundial tienen que dedicarse a prestigiar el fútbol. Pero lo entiende. Desprende comprensión y entendimiento. Como mucho, Del Bosque dijo, respecto a Diego Maradona, uno de los que en los últimos días han criticado a la Roja, que es "un tío majo" pero "en algunas cosas un poco pesado".

Del Bosque se siente "muy bien tratado", pero no quiere "almas fieles" incondicionales. Prefiere la libre opinión, leer, escuchar y, pese a disponer de ideas y principios, usar su flexibilidad para analizar y obrar en consecuencia.

La selección española regresó por la mañana desde Johannesburgo a su "cuartel general" en Potchefstroom. Desprende satisfacción por haber derribado el muro de cuartos y mira al futuro inmediato con optimismo, aunque con un tremendo respeto hacia Alemania, a la que consideran que es hasta ahora el mejor equipo del Mundial. Esa mezcla de felicidad y de tranquilidad provoca un ambiente de sosiego en la Universidad del Noroeste. Los jugadores tuvieron el día libre hasta las 18:00 horas, como es habitual después de cada partido. Y tuvieron la oportunidad de ver el triunfo de Rafa Nadal en la final de Wimbledon. El tenista español es uno de los deportistas favoritos, por no decir el que más, de la selección y un modelo en el que inspirarse.

Los internacionales españoles han cumplido cinco etapas, a cual más dura. Y las han superado. Ahora la campeona de Europa se verá las caras con la subcampeona, con el rival al que ganó hace dos años en la final de Viena. España está en el escenario ansiado, en el camino del sueño con el que llegó a Sudáfrica hace ya casi un mes. Podría haber euforia y más ante los últimos antecedentes con Alemania. Nada más lejos de la realidad, porque el conjunto de Joachim Löw ha demostrado su calidad.