Fútbol

El Barça gana de penalti y en el tiempo añadido y esquiva el derrumbe

Una victoria para los azulgrana que les sitúa a siete puntos del Madrid y Girona

Marcos López

De penalti. De polémico penalti en el tiempo añadido. De penalti sobrevivió el Barça en Las Palmas, tras firmar una primera parte horrorosa. De penalti, protestado por el equipo canario porque entendió que el empujón de Sinkgraven a Gündogan no era suficiente para decretar esa pena máxima.

De penalti marcado por Gündogan, festejado tal si fuera un título por un Barcelona que vivió al borde del colapso definitivo, teniendo a Xavi atacado porque su equipo no avanza. Debutó Vitor Roque y falló un gol hecho acostumbrándose, eso sí, los azulgranas, a ganar por la mínima. De penalti. Pero vale un tesoro para un Barça que sigue a siete puntos de Madrid y Girona.

45 minutos iniciales horrorosos

Todo sigue igual en el Barça. Igual de mal. Mal porque las broncas de Xavi no calan en la plantilla. Mal porque el equipo juega mal. Mal porque encaja goles con facilidad. Da igual el rival. Es lo de menos. A veces, el Girona; en ocasiones, el Almería y ahora Las Palmas. Todos tienen el plan para desarticular a un Barcelona inerte, dejando una terrible primera mitad envuelto en una bronca sin fin entre sus propios jugadores. Con Xavi, incluido.

Fueron 45 minutos deleznables, incapaces de ofrecer resistencia y ni siquiera rebeldía ante la obra de García Pimienta, un técnico al que echaron de La Masia. Su equipo, Las Palmas, fue reconocible de inicio a fin. Tuvo el balón, generó ocasiones, hizo daño, provocó una trampa en la que cayó ingenuamente el Barça. El triste Barça que se marchó al vestuario al final de la primera mitad sin dejar ni un mísero tiro a puerta.

Las Palmas - Barcelona

Las Palmas - Barcelona / Quique Curbelo

Errores defensivos

En Canarias transitó un equipo moribundo, sin rebeldía. Ni alma. Ni fútbol. Y, además, se lesionó Cancelo en una jugada que dejó desnudo al equipo de Xavi. Desfigurado se le vio en el gol de Munir, nacido de una segunda acción tras un saque de esquina que desordenó a la zaga azulgrana. Lo desordenó de tal manera que Sandro tuvo todo el tiempo del mundo para asistir desde la banda derecha a Munir, el delantero que se coló por el centro del área ante la desidia de Christensen y Araujo, que le permitió adelantarse a un superado Iñaki Peña.

Terminada la primera mitad, el Barça perdía. Pero no había mayor derrota que ese escandaloso 7-0. Siete disparos del Las Palmas (tres a puerta, un gol, un palo) y ninguno de los azulgranas. L o intentó tres veces, pero topó en algún defensa canario. Algo que no le había ocurrido nunca en esta Liga, mientras Sergi Roberto, en su discusión con el colegiado González Fuertes, simbolizaba la frustración de un campeón desnortado.

Mejoría en la segunda mitad

Fue peor que ante el Almería. Mucho peor. El rostro de Xavi, que iba abatido, cabizbajo, apesadumbrado, hacia el vestuario lo decía todo. Si antes de las vacaciones navideñas propinó la mayor bronca de su época como técnico, ¿qué debió decirles tras el 1-0 de Munir? El Barça era un manojo de nervios. Ni rastro de aquel Iñaki Peña sobrio y solvente que emergió al inicio, transformado ahora en un flan.

Las Palmas - FC Barcelona

Las Palmas - FC Barcelona / Gabriel Jimenez Lorenzo / AFP7 / Europa Press

Con João Félix sentado y señalado en el banquillo, la fórmula de Ferran Torres como doble ‘nueve’ junto a Lewandowski no salió nada bien. El mensaje emocional no caló. El táctico, tampoco. No tuvo paciencia, se ofuscó en pases frontales que eran defendidos con inteligencia por Álvaro Valles. 

En la segunda parte, un gol nada elaborado de Ferran Torres devolvió la esperanza al Barcelona. Primer remate a puerta, primer tanto. Todo cambió porque esa vergüenza no se podía tolerar lo vivido antes. Así llegó el empate tras una esperpéntica acción en la que el exdelantero del City estuvo sereno para cazar un balón que no tenía dueño alguno.

Y Xavi sacó a Lewandowski

Lo cazó y lo depositó con mimo en la red canaria, que se asomó entonces a momentos de sufrimiento. Era inevitable porque el Barça se estaba asomando al precipicio. Y Xavi, al comprobar que ese gol de Ferran, no había despertado como esperaba a su equipo activó el botón rojo. Quitó a Lewandowski, algo nunca visto antes, con 1-1 en el marcador, y apostó por Vitor Roque, cuyos desmarques en profundidad asustaron al Las Palmas, aunque luego errara una ocasión increíble.

En esa decisión, sacar del campo al delantero polaco, el técnico sabía lo que ponía en juego. Y en el tiempo añadido, llegó el penalti, polémico penalti, por un empujón a Gündogan que anotó él mismo. Terminó sufriendo, pero ganó un partido. De penalti y en el tiempo añadido.