De nada sirve que el Euribor haya empezado a bajar ligeramente en los últimos meses: contratar una hipoteca resulta cada día más caro. Las entidades financieras han disparado en el último año los diferenciales que cobran a sus clientes por los créditos para compensar las dificultades que tienen a la hora de conseguir fondos en los mercados internacionales -lo que se refleja en la tan famosa "prima de riesgo"- y también por la denominada "guerra del pasivo", el aumento de los intereses que tienen que pagar a los clientes para captar ahorro.

Así, si hace un tiempo cualquier propuesta que superase el Euribor más el 1% parecía cara, en la actualidad sólo dos entidades que operan exclusivamente por internet -ING y Bancopopular-e- mantienen hipotecas por debajo de esa cifra y sólo para determinados casos y a cambio de una fuerte vinculación y de la contratación de varios seguros asociados. Por ejemplo, la otrora tan publicitada Hipoteca Naranja sólo presta al Euribor más un 0,99% para los que ya son clientes y exige el pago de varias primas. Para el resto, el interés adicional llega hasta el 1,64% cuando no hace tanto apenas alcanzaba el 0,45%.

Al respecto, un estudio del portal iAhorro.com sobre las ofertas publicadas en la Red señala que el diferencial medio ha pasado del 0,80% a principios de este mismo año a un 1,441% en la actualidad. Pero, como reconoce el analista de esta web especializada Pau Montserrat, "el interés medio real es mucho más alto" porque las entidades lo esconden. "Ahora lo habitual es que los bancos hablen de interés personalizado en sus páginas y cuando llegas a la oficina planteen préstamos al Euribor más un 3%", explica Montserrat, quien cree que esta tendencia se mantendrá al menos durante todo 2012.

De esta forma son los nuevos clientes los que están pagando la desconfianza de los mercados hacia las entidades españolas pero también el hecho de que con un Euribor bajo resulta más difícil generar beneficios, según el analista. La única vía es aumentar el sobreprecio que se cobra sobre el famoso indicador.

Lo corrobora también la presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Alicante, Marifé Esteso: "Hace un año se podían cerrar hipotecas con un 1,5% de diferencial pero ahora sólo los clientes preferentes logran el 2,25% o el 2,50%". Esteso señala que este encarecimiento se ha convertido en un motivo más de preocupación en el sector, muy perjudicado por la resistencia de las entidades a dar créditos. "Si además de rechazar muchas hipotecas las cobran a precio de oro aún se desincentiva más la venta", explica la presidenta de los API alicantinos.

Desde la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas de Ahorros (Adicae) también se hacen eco de esta situación y recuerdan que las entidades también están incrementando las comisiones que cobran por las cuentas corrientes o las tarjetas de crédito. "Está claro que pasan por un mal momento y quieren que sean los clientes quienes paguen la crisis que ellos mismos han generado", señala el secretario general de esta organización, Fernando Herrero. Al respecto, Herrero llama la atención sobre "el divorcio" que también existe entre el precio oficial del dinero (el 1%) y el Euribor (2,004%), por lo que en realidad el sobrecoste es "aún mayor", si se tiene en cuenta la elevada cantidad de dinero que bancos y cajas piden prestado al BCE a bajo interés.

Las dudas de los compradores

Ante este panorama es normal que la mayoría de los posibles compradores de vivienda se sigan preguntando si es un buen momento para comprar. "Depende de la urgencia que se tenga", responde Fernando Herrero, que recuerda que, "aunque los precios ya han bajado bastante, la burbuja no se ha deshinchado del todo y eso supone otro freno".

El analista Pau Monserrat tiene una visión algo distinta: "hay que tener en cuenta que en dos o tres años la situación puede haber cambiado mucho y los compradores podrán cambiar de hipoteca o hacer una subrogación para mejorar sus condiciones". "No tienen que soportar estos tipos de por vida", añade.

Lo cierto es que, de momento, las operaciones de compraventa de inmuebles siguen disminuyendo y el pasado mes de noviembre apenas se vendieron 1.700 viviendas en Alicante.