Todos los sondeos metroscópicos señalan que la corrupción es el segundo problema que más preocupa a los ciudadanos. En la actualidad, se ha convertido en un leitmotiv de las conversaciones de los bares y las salas de espera del médico. Aunque hubo un tiempo en que no fue así. El periodista Sergi Castillo se retrotrae a los años de la «Belle époque» valenciana para repasar cómo nacieron y han evolucionado los nueve casos más importantes de saqueo de las arcas públicas de los valencianos. La factura, según el profesional, supera los 12.500 millones, mil menos que todo el presupuesto de la Generalitat para 2013. Una cifra que dejará de piedra a los lectores.

«Tierra de saqueo. La trama valenciana de Gürtel» es el primer libro que recopila, a modo de enciclopedia pero con un hilo argumental centrado en el ex presidente Francisco Camps y la trama Gürtel, los escándalos de corrupción más importantes que se han fraguado en la Comunidad y que tienen como protagonistas a dirigentes del PPCV, el partido que ha monopolizado todos los resortes del poder político en la autonomía. Según las cuentas del periodista, más de 400 políticos y funcionarios son investigados por la justicia por estos procesos.

La obra es un reportaje periodístico, pero para muchos lectores y, sobre todo, si son de fuera de la autonomía, les puede parecer la mejor novela negra de Don Winslow o una serie americana del nivel de The Wire. Rafael Chirbes retrató a modo de ficción la corrupción moral y política valenciana en Crematorio, mientras que Castillo la cuenta de la mano de los periodistas, políticos y agentes sociales que la han denunciado.

El caso Gürtel, Brugal, Blasco, Emarsa, Nóos y Fabra, todos ell0s judicializados, y los escándalos del empresario Taroncher, RTVV y los grandes eventos son diseccionados periodísticamente. Mucho se ha contado, pero nadie se había atrevido a recopilarlo. Castillo ironiza con que los 12.500 millones de euros puestos bajo sospecha por la corrupción y los «fastos» es el equivalente a la deuda histórica que el Gobierno de España se niega a reconocer a los valencianos.

Lo cuenta en el libro el catedrático de la Universitat Jaume I José Antonio Piqueras, quien cita a la economista Susan Rose Ackerman para explicar la relación entre los grandes eventos, el despilfarro y la corrupción. «Se busca la captación de recursos partidistas con fines partidistas o privados, lo que lleva a diseñar los grandes proyectos», explica el profesor. «La financiación es gigantesca y detraer un porcentaje apenas se nota», apunta sobre estas cifras el diputado socialista Ángel Luna, otro de los entrevistados.

El valenciano Antonio Laguna, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, va más allá y resume en una frase el mal que hace la corrupción a la democracia: «En la Comunidad Valenciana no ha habido desde 1999 en adelante condiciones democráticas para dar un mínimo de legitimidad al resultado de las elecciones».

«El negocio con Camps en la Fórmula 1»

En las mejores películas de la mafia las familias sicilianas y calabresas caen por los arrepentidos. Esa figura es clave a la hora de recopilar pruebas y, sobre todo, de testificar ante los tribunales.

En el caso Gürtel fue un exconcejal del PP y amigo de Francisco Correa, cabecilla de la red, el que puso en bandeja a la policía y los jueces el complicado entramado empresarial y societario que nació en Madrid, pasó por Suiza y acabó infectando el corazón de las instituciones valencianas. Su explosión, como pasa cuando una granada estalla en un campo de minas, hizo saltar por los aires los demás casos de corrupción que hibernaban en el lodazal valenciano. Empezó Gürtel, pero le siguieron Emarsa, Blasco o Nóos.

Ese concejal de Majadahonda se llama José Luis Peñas y es el prologuista de «Tierra de saqueo». Peñas, que continúa imputado en el caso, decidió en diciembre de 2005 empezar a grabar a Correa y sus secuaces, entre ellos el emisario valenciano de la trama, Álvaro Pérez «el Bigotes». «En el salón de ese hotel (Gran Meliá Fénix de Madrid) es donde encendí por última vez mi grabadora el 12 de diciembre de 2007 y recogí, con el sonido de un piano de fondo, la frase en la que Correa me decía que había llevado "mil kilos" a Bárcenas de comisiones en el Ministerio de Fomento y sus alardeos por el negocio que iba a hacer con Paco Camps con motivo de la Fórmula 1 de Valencia». Ese día fue el principio del fin de un presidente y un estilo de gobernar que tiene saturados los juzgados valencianos.

En ese mismo prólogo, Peñas solicita públicamente que el partido al que perteneció «sea juzgado por asociación ilícita y suspendido hasta la total devolución de todos los miles de millones robados, estafados y desaparecidos».